La importancia de la Huella Social

03 May La importancia de la Huella Social

En pleno desarrollo de la sociedad del conocimiento, la información no financiera está adquiriendo cada vez más relevancia en el mundo empresarial,  especialmente a la hora de tomar decisiones económicas, concretamente, inversiones.

Actualmente está creciendo el interés entre colaboradores de entidades sin ánimo de lucro e inversores institucionales, a la hora de pedir responsabilidades sociales sobre el capital invertido. Marcado por nuevos modelos de liderazgo positivo e inclusivo, existe en muchas compañías la necesidad de devolver a la sociedad todo aquello que les proporcionó para poder desarrollar sus actividades de negocio. Líderes, inversores y colaboradores que exigen la misma responsabilidad y excelencia a nivel social que a nivel empresarial.

Según el estudio Expectativas de los Inversores institucionales en materia social, ambiental y de orden ético sobre las compañías cotizadas españolas, más del 80% de los inversores institucionales extranjeros afirman que los emisores españoles aún no proporcionan información exhaustiva y relevante sobre estas materias.

Mediante políticas de inversión responsable, muchos inversores solicitan a las organizaciones información relativa a la Diversidad, Derechos Humanos, Prácticas Laborales, Salud y Seguridad Laboral y la protección de las comunidades locales. De ahí deriva la importancia de poder medir cual es la huella social de nuestras empresas.

Los  resultados sociales ensalzan el vínculo de las empresas con todos sus grupos de interés: equipo, clientes, inversores, administración pública y la comunidad. Además se convierte en un factor muy estratégico y beneficioso a la hora de diseñar las políticas y estrategias de la compañía en materia social.

La huella social tiene dos objetivos, en primer lugar, reforzar el desempeño de la compañía, que además puede derivar en posibles inversiones, y el posicionamiento de la marca respecto a la competencia. La huella social, asimismo, permite a la empresa distribuir los recursos de una forma más eficiente teniendo en cuenta los impactos. Dependiendo de nuestro ámbito de actuación el impacto social de nuestra actividad puede ser sobre un área geográfica, un sector de la población o sobre una comunidad.

Evaluando la relación entre los recursos con los que trabajamos, los proyectos desarrollados y los resultados obtenidos de nuestra actividad empresarial, conoceremos el alcance de nuestra actividad, mejorar la estrategia, reforzando la capacidad de liderazgo, y sobre todo, nos permitirá planificar un cambio positivo de la misión de nuestra organización, y por ende, en nuestra huella social.

Pero, ¿Por dónde empiezo?

1. Definamos primero el concepto de valor social. En Fundación Adecco interpretamos la huella social como el conjunto de impactos que ge­nera la actividad de una empresa sobre la sociedad en la que opera, afectando positiva o negativamente a las posibilidades de su desarrollo. Partimos de la base que el concepto de valor social es subjetivo y relativo. Por eso es completamente necesario dialogar con nuestros grupos de interés. Ellos nos informarán de la materialidad de nuestra actividad. Esos impactos no financieros llevados a cabo por programas, organizaciones e intervenciones incluyen el bienestar de personas individuales, comunidades, capital social y medio ambiente.

2. La gran diversidad de programas, actividades, tamaños, financiación del sector social hace que estandarizar los indicadores para medir el impacto social sea muy complejo. Pero si que existen diferentes metodologías que cada empresas/sector puede customizar en cada caso y medir, junto con sus grupos de interés, el valor social de su compañía. El éxito de las métricas sociales será directamente proporcional a la vinculación que tengan con la misión de la organización y sus acciones.

3. Para medir la creación de valor social, es importante priorizar los grupos de interés, y conocer cuáles son sus objetivos respecto a mi empresa. Posteriormente identificar que indicadores demostrarán la consecución de los objetivos. Y finalmente conocer si el retorno social derivado de los impactos de la organización son medibles y evaluables. Las organizaciones deben usar el stroytelling para capturar el valor social de los impactos que no se pueden monetizar.

4. Existen diferentes metodologías para conocer la huellas social de las organizaciones, entre ellas, IRIS (Impact Reporting and Investment Standards) y SROI (Social Return on Investment).

IRIS se usa para definir, monitorizar y reportar el desempeño social, medioambiental y financiero derivado de la inversión de impacto. Su objetivo es proveer de unos estándares para el reporting que permita informar a los inversores acerca de los impactos sociales y medioambientales de las firmas en que invierte.

Usamos la metodología SROI para que nos permita medir y otorgar valor que se crea derivado de nuestra actividad, aportando bienestar a la sociedad. Asímismo esta metodología puede ser usada para valorar cambios en las relaciones con los grupos de interés e identificar formas de mejorar el desempeño de inversiones sociales.

¿Cuáles son los retos de la Huella Social?

A día de hoy, el cálculo y la gestión de la Huella Social se enfrenta a diferentes retos. En primer lugar hay que redefinir constantemente los indicadores. Por ejemplo, no es suficiente conocer cuanta gente con discapacidad de nuestra región integramos en nuestra empresa, sino con qué otros factores estamos vinculados a la discapacidad, es decir, cómo evoluciona la educación de personas con discapacidad en nuestras áreas de impacto, y de qué manera podemos mejorar su empleabilidad. Finalmente, es necesario el compromiso de la alta dirección que apueste por el desarrollo de un modelo que claramente defina: recursos y limitaciones, procesos, resultados, efectos e impactos que permitan el progreso de la organización en cuestiones sociales.