Juan Fernández Blanco, Grupo Exter:“La apuesta de la inclusión de las personas con discapacidad debería venir de las instituciones” - Diversidad e inclusión
En el Día Mundial de la Salud Mental nos atiende Juan Fernández Blanco, del Grupo Exter, entidad dedicada a atender a personas con enfermedades mentales graves y problemas de adicción. Conoceremos, entre otros asuntos, cuáles son los obstáculos que encuentran estas personas para acceder al mercado laboral o qué tipo de adaptaciones requieren en su puesto de trabajo.
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Juan Fernández Blanco, Grupo Exter:“La apuesta de la inclusión de las personas con discapacidad debería venir de las instituciones”

Juan Fernández Blanco, Grupo Exter:“La apuesta de la inclusión de las personas con discapacidad debería venir de las instituciones”

El Grupo Exter es una empresa privada que, desde 1987, está dedicada a atender a personas con enfermedades mentales graves y con problemas de adicción. Este 10 de octubre, Día Mundial de la Salud Mental, desde Fundación Adecco entrevistamos a Juan Fernández Blanco- del Grupo Exter- para conocer más detalladamente las necesidades que requieren las personas con enfermedades mentales graves. Además podremos saber con profundidad otras cuestiones también importantes como son, por ejemplo, las adaptaciones que necesitan para sus puestos de trabajo o qué se ha dicho a lo largo de la historia- y que ha resultado perjudicial- cuando se ha hablado acerca de las personas con enfermedades mentales.

El Grupo Exter es una empresa privada que, desde 1987, está dedicada a atender a personas con enfermedades mentales graves y con problemas de adicción. ¿Cómo ha sido la evolución del Grupo Exter desde su creación en 1987 hasta la actualidad?
Grupo Exter comienza en ese año a atender a personas con trastorno mental grave y con problemas de adicciones, y gestiona un recurso de rehabilitación psico-social y otro de atención a personas que tienen distintos tipos de toxicomanías. Va evolucionando hasta la actualidad en la que formamos parte del Grupo Exter 185 personas, tenemos catorce recursos de atención a la enfermedad mental grave, varios pisos supervisados para estas personas, un CAID-Centros de Atención Integral al Drogodependiente- para atender a personas con toxicomanías en Madrid y una comunidad terapéutica para estas personas en Requena. 

La enfermedad mental ha estado sometida a un gran estigma social que ha dificultado su inclusión en la sociedad y en la empresa. ¿Qué evolución ha tenido la sociedad y las empresas en la percepción de las enfermedades mentales?
Desde que empecé, hace ya 29 años, ha habido una evolución positiva. Han habido muchos cambios y desde luego se ha incrementado la sensibilidad hacia los problemas de salud mental en particular y hacia las discapacidades en general. Pero, todavía queda mucho camino por recorrer y muchas barreras por superar. Muchas de estas barreras tienen que ver con el estigma social. 

Después de tantos años dedicado a esto tengo la impresión y después de hacer muchas campañas de sensibilización que, la sociedad civil- la ciudadanía- se ha sensibilizado más y ha comprendido mejor la enfermedad mental que las instituciones siendo este un fenómeno claramente paradójico dado que la mayor sensibilidad y la apuesta por la inclusión de las personas con discapacidad debería de venir precisamente de las instituciones y, concretamente, de las administraciones públicas. Creo que van un paso por detrás de la ciudadanía. 

Desde vuestra experiencia ¿Qué barreras comunes encuentran las personas con enfermedades mentales en el momento de incorporarse al mercado laboral?
Por sintetizar diría que la primera tiene que ver con la descompensación que se produce en torno al empleo entre la oferta de empleo y la demanda. Esto produce una gran competitividad que coloca a las personas con enfermedad mental en una situación de clara. desventaja. A eso se une un mercado laboral muy competitivo y rígido, lo que ahonda aún más en las dificultades de estas personas que necesitan adaptaciones, flexibilidad y sobretodo no exponerse a situaciones de alto estrés.
El estrés es una de las variables de riesgo de descompensación más importantes para las personas con enfermedades mentales graves. 

“La ciudadanía ha comprendido mejor la enfermedad mental que las instituciones”

Si nos adentramos en temas más específicos, una persona con una enfermedad mental. ¿Debe contarlo en la empresa que trabaja? En el caso de una entrevista. ¿El candidato en cuestión debe decir que tiene discapacidad mental?
La respuesta es muy difícil y además creo que no debemos ser los profesionales que atendemos a quienes sufren un trastorno mental grave quienes tomemos esa decisión. Es una decisión muy personal que tiene que tomar cada uno de ellos. Lo que debemos hacer los profesionales es ayudarles y apoyarles en la toma decisiones. Eso pasa, en primer lugar, por explicarles con claridad y objetividad la situación a la que se van a enfrentar. 

En segundo lugar, otro de los objetivos radica en prepararles para que afronten con el mayor éxito y competencia posible esa circunstancia. Tomen la decisión que tomen debemos darles apoyo, soporte y estar ahí siempre. 

La Organización Mundial de la Salud (OMS), recientemente, ha informado que la depresión será la primera causa de discapacidad hacia el año 2030. ¿Qué valoración haces al respecto?
Es un dato claramente preocupante. Esto nos debe invitar a hacer una reflexión a la sociedad en general y a los profesionales de la salud mental en particular. Esta reflexión pasa por ver las causas, buscar los tratamientos más eficaces y sobretodo adentrarnos en medidas preventivas, que sean capaces de evitar el problema; más vale prevenirlo que luego dedicarnos a resolverlo. 

No obstante, a propósito de esto, quiero hacer una reflexión; indicar que, a pesar de que la depresión es un problema importante y que hace sufrir mucho a las personas que lo padecen, no es un trastorno mental grave.

Me preocupa que con centremos demasiado en las depresiones y nos volvamos a olvidar de las personas que sufren un trastorno mental grave, especialmente de las que tiene un importante deterioro pisco-social, que casi siempre son las más olvidadas. 

Existe una gran dualidad en torno al empleo ya que la situación de desempleo de personas con enfermedad mental es un agravante para su inclusión social. Y, por otro lado, en aquellas personas empleadas se habla de un creciente estrés laboral que también agrava la salud de las personas con enfermedad mental ¿Cómo valoras esta dualidad? 
El empleo es siempre una solución, es un aspecto importante de la rehabilitación de las personas que sufren trastornos mentales graves. Esta normalización pasa por la integración plena y normalizada en su entorno. Un aspecto esencial en la vida de cualquier persona es el trabajo. Por lo tanto, el trabajo es un ámbito clave en la rehabilitación de estas personas. Ahora bien, eso no está exento de riesgos. 

Hoy en día, en relación con lo que decíamos antes de la depresión, se sabe que en los entornos laborales se genera mucho estrés. Esto nos invita a hacernos una pregunta: ¿Trabajar en sí es estresante? O, ¿las relaciones laborales son lo que estresan en la actualidad? Si el estrés complica la vida a cualquier trabajador, imaginémonos lo que significa para una persona que tiene una enfermedad mental grave. Por eso hay que tomar las medidas necesarias para evitar una recaída. 

“Me preocupa que nos centremos demasiado en las depresiones y  nos volvamos a olvidar de las personas que sufren un trastorno mental grave”

A la hora de calificar “enfermedad mental” existe mucha tipología de situaciones. ¿Existen también tantos patrones y características sociales comunes a todas ellas?
Sí, hay algunos que pueden ser comunes especialmente a los problemas de salud mental más graves: uno el estrés; otro espacios de alta competitividad; entornos desestructurados, es decir, entornos que desorganizan la vida de la persona. Esto haciendo alusión a cuestiones sociales. Por otro lado, el alcohol, las drogas también influyen. Contextos de exclusión social y de marginación. Todas estas circunstancias sociales son siempre de alto riesgo y, muchas veces inciden de una manera importante en la vulnerabilidad bio-psicosocial de las personas. 

Una persona con una alta vulnerabilidad bio-psicosocial, si está sometida a esas variables sociales, es más probable que desencadene una enfermedad mental que si no estuviera sometida a ellas. 

¿Qué tipo de apoyos necesitan en el puesto de trabajo?
Este es un problema complejo. Por ejemplo, toda persona que va en silla de ruedas a su puesto de trabajo uno de los problemas que puede tener es superar las barreras arquitectónicas. Esta respuesta no es igual para las personas con enfermedad mental. La enfermedad mental se expresa de una manera distinta y diferencial en cada persona, dependiendo de variables biológicas, psicológicas y sociales, privativas a cada una de esas personas. 

Por eso es muy difícil hablar de dos o tres apoyos que se les pueda dar a todo el mundo. Lo mejor es individualizar, adaptar esos apoyos a las necesidades de cada persona. Si hubiese que decir tres cosas: entorno laboral no estresante, no competitivo y flexible. Luego es importante que la persona tenga apoyos tanto en su red social y en el entorno laboral.

También decir que tener una enfermedad mental grave no quiere decir necesitar apoyos; hay un porcentaje muy alto de personas con enfermedad mental grave que no necesitan ningún apoyo. Pueden exponerse a las relaciones laborales y a la integración laboral en iguales condiciones que los demás. 

“La enfermedad mental se expresa de una manera distinta y diferencial en cada persona”

Acceder al empleo es difícil, pero también mantenerse. Como norma general. ¿Facilitan las empresas apoyos para mantener el puesto de trabajo de personas con enfermedades mentales?
Con tal de que no se despida a ninguna persona que se sabe que tiene una enfermedad mental o no se le cierre las puertas para acceder a un trabajo me conformo. Eso es lo primero que se necesita. Después de ahí viene todo lo demás pero, lamentablemente, hoy en día ese escalón no lo hemos subido todavía. 

¿Es España un país avanzado en políticas de inclusión sociolaboral de personas con enfermedad mental?
Para responder con criterio y precisión necesitaría conocer de una manera más exhaustiva la situación de otros países de nuestro entorno. Las cosas han cambiado mucho, pero en España no existen políticas de inclusión sociolaboral especialmente dirigidas a las personas que sufren enfermedad mental. Ellas son copartícipes de las políticas de inclusión que van dirigidas a la minusvalía, a las personas con discapacidad en general. Solamente encontré, una vez, en el Ayuntamiento de Alcalá de Henares ofertas de empleo orientadas concretamente a personas con enfermedades mentales. Pero esto ocurre en contadas ocasiones. 

¿Qué mitos se han asociado a lo largo de la historia respecto a las personas con enfermedad mental? ¿Cuáles han sido los más perjudiciales?
Diría que tres. Los tres siguen vigentes. El primero es considerar que las personas que tienen un trastorno mental grave son violentas, peligrosas, agresivas. En segundo lugar entender que son personas que no puedes en ningún momento saber qué pueden hacer, personas impredecibles. Y tercero es creer que, cuando alguien sufre un trastorno mental grave de tipo psicótico, esa persona está mal 365 días al año, 24 horas al día sin entender que los síntomas de la enfermedad son un estado por el que la persona y no un rasgo que la define. De esta idea falsa se saca la conclusión de que no pueden trabajar ni vivir con normalidad. 

Álvaro Quetglas Pérez
alvaro.quetglas@adecco.com
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