Por qué los criterios ESG están desbancando a las siglas RSC

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Los criterios ESG (enviromental, social and governance) se han extendido en toda Europa como factores fundamentales para evaluar la sostenibilidad de una inversión, cobrando más protagonismo que los resultados financieros. El origen de este concepto se remonta a años atrás, pero, sobre todo desde 2020 -ejercicio de la pandemia- se ha percibido un gran aumento del interés acerca de los aspectos sociales por parte de los inversores. De hecho, en los últimos años, los ESG se han posicionado como referentes en materia de inversión socialmente responsable (ISR), una filosofía que contempla el compromiso ambiental, social y de buen gobierno en las decisiones de inversión. En otras palabras, los inversores se han dado cuenta de que el compromiso y comportamiento responsable de las organizaciones con el entorno, ofrece una seguridad mayor que los resultados económicos.

¿Qué son los criterios ESG?

Estas siglas hacen referencia a las prácticas que adopta una empresa en materia medioambiental, social y de gobierno corporativo. El término ESG se está generalizando hasta tal punto que ha llegado a reemplazar al ya manido concepto de RSC (Responsabilidad Social Corporativa), que surgió en 1999, a raíz del Pacto Mundial de Naciones Unidas, para referirse al compromiso y comportamiento responsable y ético de las organizaciones con el entorno en el que operan. El concepto se compone de tres dimensiones:

  • «E» de environmental: Se refiere a las iniciativas que adopta una organización para la preservación del medioambiente: acciones para detener el cambio climático, gestión responsable de residuos, etc.
  • «S» de social: Se refiere a las iniciativas que desarrolla una compañía para impactar positivamente en las personas de su entorno: gestión responsable de los Recursos Humanos, estrategias de Diversidad, equidad e inclusión, políticas de salud y bienestar, etc.
  • «G» de governance: Se refiere a las acciones de las empresas que las convierten en agentes de confianza, haciéndolas económicamente viables: gestión de riesgos, políticas de transparencia, código de conducta, certificaciones, compliance, etc).

¿Por qué son importantes los criterios ESG?

Integrar los factores ESG en la estrategia de la empresa resulta fundamental para la sostenibilidad de cualquier organización. Desglosemos algunos de sus beneficios:

  • Genera confianza para accionistas e inversores, construyendo relaciones sostenibles en el tiempo.
  • Mejora la toma de decisiones, al contar con mecanismos de control para un desempeño correcto y equitativo de la dirección, así como en la implementación de los planes estratégicos.
  • Consolidación de alianzas estratégicas, con los principales grupos de interés de la organización, que se sienten escuchados y atendidos, viéndose representados en las preocupaciones y actuaciones de la empresa.
  • Incremento de la competitividad, a través de ideas innovadoras y socialmente responsables, que permiten desarrollar una ventaja competitiva frente a la competencia.
  • Mejora de la imagen y la reputación. Las empresas que incorporan los criterios ESG mejoran su desempeño, al construir confianza, credibilidad, coherencia y sintonía con la sociedad. Por el contrario, aquellas que no incorporan estas dinámicas pueden ver dañada su reputación.
  • Atracción del talento y productividad. Incorporar las siglas ESG en la estrategia de negocio conlleva una gestión responsable de los RRHH, que mejora el sentimiento de pertenencia y los NPS de la organización, convirtiendo a los empleados en los mejores embajadores de marca y logrando atraer y retener el mejor talento.
  • Previsión y gestión del riesgo. Al incorporar aspectos legales, sociales, medioambientales y económicos en su desempeño, las empresas mejoran la calidad de su servicio y colaboran con la estabilidad del mercado.
  • Alineamiento con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Los incorporación de criterios ESG tiene un indiscutible impacto en los ODS fijados por Naciones Unidas, con lo que la empresa conecta con las metas de desarrollo sostenible y contribuye a su consecución.
  • Acceso a financiación. Los criterios extra-financieros (éticos, sociales y ambientales) están cobrando cada vez más importancia a la hora de acceder a financiación. Los inversores dan cada vez más importancia a estos factores. También la Administración exige cada vez más a las compañías, por imperativo legal, incorporar estos criterios para acceder a concesiones y subvenciones.
  • Y por último y no menos importante… mejora los resultados económicos. Las empresas que incorporan criterios ESG y los comunican a través de sus canales, obtienen una licencia social para operar, ganándose la confianza de clientes y consumidores. Además, un comportamiento responsable conduce a una mejora continua del sistema de gestión, que puede llevar a la reducción de costes o incremento de ingresos.

Diferencias entre RSC y criterios ESG y por qué los segundos desbancan a la primera

La Responsabilidad Social Corporativa (RSC) y los criterios ambientales, sociales y de Gobernanza (ESG) son dos enfoques diferentes que abordan la sostenibilidad de las empresas, aunque comparten aspectos en común. Si bien siguen usándose las dos fórmulas, el término ESG está desbancando a las siglas RSC que, por sí solas, están cada vez más en desuso. Es cierto que la nueva normativa europea de reporting se llama CSRD, es decir, Corporate Social Responsability Reporting, manteniendo el CSR o RSC en español, con lo que el concepto RSC no ha llegado a desaparecer. Sin embargo, las empresas están dejando hablar de políticas de RSC para referirse a Estrategias de Sostenibilidad y ESG.

Analicemos las diferencias entre ambos conceptos:

La RSC pone foco en cómo las empresas pueden contribuir, mediante su comportamiento responsable, al bienestar social y medioambiental, más allá del desempeño económico. Aunque en los últimos años ya nadie dudaba del carácter imperativo de la RSC para la sostenibilidad empresarial, seguía abarcando una amplia gama de iniciativas voluntarias para impactar positivamente en su entorno y en las personas.

Por su parte, los criterios ESG dan un paso más, incorporando dos nuevas variables: riesgos y oportunidades asociados a los aspectos ambientales, sociales y de gobernanza, cobrando una relevancia crucial la medición de estos estándares y la implicación del buen gobierno corporativo. En otras palabras, ya no se trata únicamente de ser responsable, sino de monitorizar las acciones y cuantificar su impacto social y económico. Como hemos analizado, estas siglas se han convertido en un factor imprescindible para los analistas financieros, que buscan evaluar el rendimiento a largo plazo de las compañías. A la luz de estas definiciones, podríamos decir que la RSC de una empresa crea un marco o punto de partida para el diseño de unos criterios ESG más avanzados.

En definitiva, mientras que la RSC se centra en la contribución de las empresas al bienestar social y medioambiental y constituye una variable que hace más o menos responsables a las compañías, los criterios ESG dan por hecho esta aportación de valor, incorporando la medición de riesgos y oportunidades asociados a la sostenibilidad financiera y al rendimiento a largo plazo.

Es por este motivo que los criterios ESG están desbancando a la terminología «RSC», al ser más globales, integrando la medición y el buen gobierno corporativo como variables estratégicas para construir relaciones a largo plazo con accionistas, inversores y demás grupos de interés.

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