El empleo, aliado de las mujeres víctimas violencia de género

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La sociedad está cada vez más concienciada sobre la violencia de género. Así se demuestra en el estudio de la Percepción social de la violencia de género elaborado por la Delegación del gobierno para la violencia de género: el 92% de las personas entrevistadas la consideran “inaceptable”. Una concienciación que ha trascendido el ámbito privado para convertirse en un problema social. Gracias a la difusión mediática de los últimos años, se ha podido articular una estructura sobre la que basar los instrumentos judiciales y asistenciales necesarios para hacer frente a esta lacra.

Prejuicios y obstáculos

El empleo sigue situándose como unos de los aliados más potentes para que puedan construir su vida lejos del control del agresor, pero en muchas ocasiones se siguen asociando erróneamente determinados rasgos comportamientos a las víctimas. La existencia de estos estereotipos se ve reflejada en los datos de la encuesta realizada por la Fundación Adecco para la elaboración del informe Violencia de género y empleo: el 62% de las mujeres entrevistadas con motivo de este informe cree que siguen existiendo prejuicios a la hora de contratar a una mujer que acredita condición de violencia de género. Una situación que lleva a la mayoría de ellas (72,3%) a no comunicar dicha situación por miedo a que les reste oportunidades en entrevistas de trabajo o procesos de selección.

La totalidad de las mujeres que ha participado en la encuesta manifiesta que el empleo ayudaría a reconducir su vida, pero en ocasiones se encuentran con muchos obstáculos que les impiden comprobarlo. Un informe de la Delegación de Gobierno contra la Violencia de Género señala que el tiempo medio en pedir ayuda cuando aparecen las situaciones de violencia supera los ocho años en el caso de las mujeres con empleo, mientras que se incrementa hasta los trece entre aquellas que no trabajan.

“El empleo se confirma, por tanto, como el elemento que empodera transversalmente a las mujeres. Aunque no es un muro infranqueable contra la violencia de género, sí construye una sólida barrera que actúa como mecanismo preventivo, contribuyendo decisivamente a la recuperación integral de las mujeres”, añade Begoña Bravo, responsable del Plan de Integración de la Fundación Adecco.

Situamos el trabajo como elemento clave para que las mujeres víctimas de violencia de género puedan aspirar a una vida normalizada, autónoma y alejada de sus agresores, pero lo cierto es que se encuentran muchas barreras a la hora de acceder al mercado laboral. Más de la mitad de las mujeres en situación de desempleo (el 55%) que han contestado a la encuesta llevan más de seis meses buscando trabajo; dos de cada diez han superado ya los dos años en esta situación. Por ello, entre las conclusiones del informe se incluyen propuestas dirigidas tanto a la Administración Pública como a las empresas, para que estas mujeres no cuenten con tantos obstáculos y puedan reconducir sus vidas a través de un empleo.

Propuestas dirigidas a la Administración Pública

  • Evaluar la eficacia de las 290 medidas contempladas en el Pacto de Estado contra La Violencia de Género (2017-2022) que finaliza este año y profundizar en otras para el fomento del empleo en la nueva “Estrategia Nacional contra las Violencias Machistas” que presenta el Gobierno en noviembre de 2022.
  • Reconocimiento de las empresas que mejor desempeño tengan en materia de inclusión sociolaboral de trabajadoras víctimas de violencia de género.
  • Impulsar el conocimiento de la Ley Orgánica 1/2004 de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de género, así como de las bonificaciones a la contratación de las víctimas. La contratación de víctimas de la violencia de género es objeto de bonificación en las cuotas a la seguridad social. Es imprescindible que las compañías conozcan estos beneficios y, además, complementarlos con medidas de sensibilización.
  • Promover la difusión entre las desempleadas víctimas de sus derechos laborales como la reordenación o reducción de su tiempo de trabajo, movilidad geográfica o de centro de trabajo, suspensión de la relación laboral con reserva del puesto de trabajo, extinción del contrato de trabajo por su voluntad, justificación de las faltas de puntualidad o asistencia.
  • Respaldo a las políticas activas de empleo para favorecer la cualificación de las desempleadas víctimas, permitiéndolas conectar con los nichos de empleo emergentes, así como adquirir las competencias digitales necesarias para el desempeño de un puesto de trabajo y de cara a la búsqueda de empleo en sí misma.
  • Favorecer el acceso de las mujeres víctimas a programas de empleo para facilitar que puedan encontrar una ocupación en el menor tiempo posible (incluyendo reserva de plaza para ellas).
  • Mayor colaboración con el tejido asociativo. El tercer sector, conocedor de las necesidades de las mujeres víctimas, debe trabajar en coordinación con los servicios públicos de empleo para desarrollar itinerarios laborales transversales, que incluyan asesoramiento, formación e intermediación laboral.
  • Adoptar medidas que faciliten la conciliación laboral de las mujeres víctimas con hijos menores a su cargo.

Propuestas dirigidas a las empresas

  • Implicar a la dirección. Es importante formar e informar a la dirección sobre la realidad de la violencia de género, implicando así a todo el equipo de manera transversal a través de un compromiso global de la compañía.
  • Extender los principios del Código ético a toda la cadena de valor, estableciendo diferentes mecanismos para promover un comportamiento responsable y comprometido con las mujeres víctimas entre todos los Grupos de Interés: clientes, proveedores, accionistas, etc.
  • Apostar por alianzas con entidades especializadas. Contar con el apoyo de organizaciones especializadas en atención a la diversidad y a mujeres víctimas de violencia de género.
  • Violencia de género en las políticas de Ethics and compliance. Resulta fundamental incorporar principios relativos a la violencia de género en el Código de Conducta y establecer claros mecanismos internos de prevención, control y reacción.
  • Participación en foros de intercambio de experiencias empresariales como espacios estratégicos para el conocimiento de las nuevas tendencias y la mejora continua.
  • Estrategias de Diversidad, equidad e inclusión (D&eI) promovidas desde el Comité de Dirección, que garanticen la eliminación de sesgos inconscientes en los procesos de selección y permitan a las mujeres víctimas acceder a las diferentes vacantes empresariales.
  • Campañas contra la violencia de género dirigidas a los diferentes grupos de interés de la empresa, tanto a nivel de comunicación interna como externa.  
  • Apoyo de programas de empleo de otras entidades cuyo objetivo sea la inclusión sociolaboral de las mujeres víctimas de violencia de género.
  • Refuerzo de la comunicación interna con mensajes que reflejen el compromiso y tolerancia cero de la empresa con la violencia de género y que estimulen entornos abiertos y sensibilizados a esta realidad.
  • Proveer a las personas responsables de selección, contratación laboral, ‘onboarding’ y gestión de recursos humanos de material formativo para asegurar la inclusión sociolaboral de las mujeres víctimas de violencia de género.

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