Fermín Cacho (Soria, 1969) ha visitado la sede de la Fundación Adecco en Madrid, donde ha sido reconocido por su compromiso con la inclusión social de las personas en situación de vulnerabilidad.
Este reconocimiento se enmarca en la Carrera de las Capacidades, un evento anual organizado por la Fundación Adecco con el apoyo de CISCO y otras empresas comprometidas, que cada año distingue el compromiso social de aquellas personas que contribuyen a construir una sociedad más inclusiva. En 2025 la distinción ha sido otorgada al atleta español, célebre por su histórica medalla de oro en los 1500 metros de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992.
Además de su gesta olímpica, Cacho ha sido distinguido en cuatro ocasiones como Mejor Atleta Español por la Real Federación Española de Atletismo (RFEA) y por la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF), consolidando su legado como una de las grandes figuras del deporte español. Por otra parte, es embajador de GO fit y preside del club de atletismo Go fit Athletics, desde el que se facilitan herramientas a los jóvenes atletas para su desarrollo deportivo y posterior retirada.
Durante su visita a la Fundación Adecco, Fermín Cacho ha compartido algunas reflexiones sobre su trayectoria y los valores que han marcado su vida dentro y fuera del deporte.
Cuando escuchas Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, ¿qué emoción te invade primero? ¿Sigue siendo la misma que sentiste aquel día o ha evolucionado con el tiempo?
Cada vez que escucho ‘Juegos Olímpicos de Barcelona 1992’, mi mente viaja automáticamente a 1986, momento en que se anunció que Barcelona sería sede olímpica. Aquel día comenzó un sueño que años después se convertiría en realidad. Pero el recuerdo más intenso, sin duda, es el de la entrada en meta, el instante en que me convertí en campeón olímpico en los primeros Juegos de la historia de nuestro país. La emoción sigue siendo la misma: una mezcla de ilusión, orgullo y gratitud. Y un sentimiento de constancia, la prueba de que con esfuerzo y determinación los sueños pueden cumplirse.

Han pasado 33 años desde aquella gesta inolvidable, y sigues siendo un referente tanto en el deporte como en la sociedad española. ¿Cómo vives ese reconocimiento a día de hoy? ¿Te sorprende que siga tan presente en la memoria colectiva?
Los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 fueron un acontecimiento icónico, no solo para el deporte, sino para toda España. Tuve la enorme suerte de vivirlos en primera persona y de aportar a ese legado que sigue inspirando a tantas generaciones. Sentir que, más de 30 años después la gente sigue recordando aquel momento es un orgullo inmenso. Creo que mi experiencia, de alguna manera, ha servido para transmitir un mensaje de esfuerzo, superación y ambición a los deportistas que han venido después. Hoy en día tenemos un nivel deportivo muy alto y nuestros deportistas cuando compiten van con todo, van a ganar.
Eres un referente para muchos pero, ¿quién sería un referente para ti?
Mis padres han sido, sin duda, mis primeros y grandes referentes. Fueron ellos quienes me dieron la oportunidad y la confianza para tomar la decisión de irme de Soria a entrenar y a luchar por mis sueños, siempre con el mensaje de: ‘Si no te va bien o no te gusta, aquí estaremos siempre.’
Esa seguridad que me transmitieron, ese apoyo incondicional, fue fundamental en mi camino. Me enseñaron que la constancia es esencial para alcanzar cualquier meta. Con el tiempo, he convertido esa enseñanza en un lema de vida: creer en lo que haces y nunca rendirte, porque solo con esfuerzo y determinación se consiguen grandes cosas.
«Ponerte un objetivo y lograrlo es una de las sensaciones más increíbles que existen»
Últimamente has hablado mucho sobre salud mental en el deporte, especialmente sobre el reto que supone retirarse joven y la pérdida de identidad o propósito que puede conllevar. Desde tu experiencia, ¿cómo se puede gestionar mejor esa transición para que no suponga un golpe tan duro?
Hoy en día, la transición tras la retirada deportiva es un proceso más acompañado gracias al trabajo con psicólogos, algo que antes se veía casi como un tabú. Hace años, la idea de acudir a un profesional podía interpretarse como una señal de debilidad, cuando en realidad es una herramienta fundamental para gestionar el cambio. Es clave contar con ese apoyo para aprender a adaptarte a una nueva etapa, en la que pasas de estar en lo más alto de la competición a redescubrir quién eres fuera del deporte y encontrar un nuevo propósito. La carrera deportiva, por muy larga que parezca, termina cuando aún eres muy joven para la vida. Por eso es fundamental prepararse con tiempo, entender que hay un después y construirlo con la misma disciplina y mentalidad con la que se afrontan los retos en el deporte.
En tu caso, te retiraste en 2002 y estuviste muchos años sin competir, ¿cómo lo viviste?
Me retiré en junio de 2002 debido a una encefalitis, justo cuando estaba preparando el Europeo de Múnich. Fue un golpe duro, pero en ese momento tenía otras prioridades: mi familia. Mis hijas eran muy pequeñas, una tenía dos años y la otra estaba a punto de cumplir uno, y cuando me recuperé, tomé la decisión de que mi etapa en la competición había terminado.
Desde 2003 hasta 2019 no corrí nada. Es un proceso complejo porque de alguna forma dejas de quererte y se resiente la autoestima. Hasta que en 2020 corrí la maratón de Sevilla. Cruzar la meta como corredor popular fue tan emocionante como ganar el oro en Barcelona 92. Aquel momento me recordó que no importa en qué etapa de la vida estés, ponerse un objetivo y lograrlo es una de las sensaciones más increíbles que existen.
«Para superar los problemas de salud mental
lo primero es querer»
Muchas personas atraviesan momentos difíciles en su salud mental y pueden sentir que no hay salida. Desde tu experiencia como deportista y como alguien que ha vivido grandes desafíos, ¿qué mensaje les trasladarías?
Lo más importante es recordar que, por muy oscuro que parezca el momento, siempre hay una salida. Los problemas son pasajeros, aunque cuando estás dentro de ellos cueste verlo. No es fácil, porque normalmente pierdes la autoestima y dejas de valorarte, pero es fundamental dar el primer paso: querer salir del bache y reaprender a quererte.
Pedir ayuda no es una muestra de debilidad, sino de valentía. Ponerse en manos de profesionales puede marcar la diferencia, porque te ayudan a comprender lo que estás viviendo y a encontrar herramientas para superarlo. Y algo que siempre he creído es que la actividad física tiene un impacto enorme en la mente: moverte, hacer deporte, liberar energía… todo eso te ayuda a ver los problemas desde otra perspectiva y a afrontarlos con más fuerza. A veces, el camino hacia la luz es difícil, pero merece la pena recorrerlo. Y lo más importante: nunca estás solo.
En los últimos años, hemos visto cómo han proliferado las carreras y eventos deportivos con un trasfondo solidario. Desde tu punto de vista, ¿qué tiene el deporte que lo hace tan compatible con la acción social?
El deporte es, ante todo, una gran manifestación social donde todos tienen cabida, sin importar raza, religión o cualquier otra etiqueta. Es un lenguaje universal que une a las personas. Desde esta perspectiva, es natural que el deporte y la acción social vayan de la mano. Estés en la situación que estés, el deporte siempre te acoge, te ayuda a canalizar emociones y te permite afrontar la vida con otra actitud, más positiva y resiliente.
Por eso, cada vez vemos más carreras y eventos deportivos con un propósito social: porque el deporte no solo nos hace más saludables y fuertes a nivel individual, sino que también nos ayuda a construir una sociedad mejor, más unida y más justa.
Este año has recibido el Reconocimiento al Compromiso Social 2025 en el marco de la Carrera de las Capacidades de la Fundación Adecco. ¿Qué significa para ti esta distinción y qué mensaje crees que transmite a la sociedad?
Para mí todos los reconocimientos son especiales. Este en concreto me hace sentir parte de la misión social de la Fundación Adecco, que trabaja cada día para dar oportunidades a personas y familias en situación de vulnerabilidad. En cierto modo, me siento embajador de esos valores, recordando que el compromiso con los demás es tan importante como cualquier logro personal.
Junto con este premio, has recibido un cheque que donarás a la Fundación Ana Carolina Díez Mahou. ¿Por qué has elegido esta entidad en particular? ¿Qué te une a su causa?
En primer lugar, su misión, que es ayudar a mejorar la vida de los niños con enfermedades neuromusculares degenerativas y la de sus familias. Pero además, es una entidad estrechamente ligada al legado de María de Villota, una mujer extraordinaria que rompió barreras en el mundo del motor y luchó por los derechos de las mujeres en un deporte tradicionalmente masculino.
Un sueño personal y un sueño profesional.
En lo personal, mi sueño es tan sencillo y a la vez tan profundo como ser feliz. Disfrutar de la vida junto a las personas que quiero y me quieren, valorar cada momento.
En lo profesional, mi mayor deseo es seguir vinculado al deporte, que es mi trabajo y mi hobbie a la vez. Me motiva seguir explorando nuevos retos y mantener viva la ilusión por competir. Ahora, una de mis ilusiones es empezar a competir en la categoría Máster e intentar ganar una medalla de oro.
Las inscripciones a la Carrera de las Capacidades 2025, que contará con la presencia de Fermín Cacho, se abrirán próximamente.
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