Cómo superar la depresión por desempleo

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5 de octubre, Día Europeo de la Depresión

En los últimos años, se ha hablado mucho de los efectos que la crisis ha tenido sobre la economía doméstica de los españoles y en cómo hemos tenido que apretarnos el cinturón para afrontar  gastos básicos como la vivienda, la alimentación o la gasolina.

Menos se ha profundizado en cómo la situación económica y, más concretamente, el desempleo, han impactado en la salud emocional de las personas. Trabajar no sólo satisface nuestras necesidades primarias, sino que tiene un componente imprescindible de autorrealización: supone la forma más evidente de crecimiento personal, autoestima y, en definitiva, de  felicidad.

Freud: «Una persona está mentalmente sana cuando es capaz de amar y de trabajar»

A pesar de la recuperación económica, las cifras siguen siendo preocupantes: el 55% de los desempleados en España son de larga duración, es decir, lleva más de un año sin encontrar trabajo. Este tiempo prolongado de desempleo puede tener un impacto negativo en la salud emocional , derivando en el autoestigma y propiciando que las personas en esta situación se retraigan en sus relaciones familiares y sociales.

¿Cómo nos afecta el desempleo de larga duración?

  • Depresión o bajo estado de ánimo: el paro de larga duración puede generar desaliento y desmoralización. Si estos sentimientos se mantienen de forma prolongada, pueden derivar en  depresión: el desempleado pierde la ilusión y la capacidad de encontrar sentido a su vida.
  • Incertidumbre: tras muchos meses sin encontrar empleo,  puede aflorar una sensación de inseguridad que  genera estrés, indefensión y  y temor. Estos sentimientos son muy paralizantes y merman la capacidad de respuesta y  de acción.
  • Falta de expectativas: si el esfuerzo por encontrar empleo no da sus frutos, es habitual perder la esperanza y la confianza en uno mismo. La ausencia de expectativas lleva a no plantearse metas y, ¿qué es la vida sin objetivos? Los objetivos son nuestro motor.
  • Angustia/ansiedad: algunos desempleados de larga duración entran en un estado de tensión permanente que les lleva a sentir ansiedad y a sufrir todo lo que ésta conlleva: mal descanso nocturno, debilitamiento de la salud, etc.
  • Sensación de culpa y vergüenza: no son pocos los desempleados que se sienten directamente responsables de su situación de desempleo, tomándolo como un fracaso personal.
  • Exclusión social: la ausencia de ingresos, junto a un deteriorado estado de ánimo  provocan que la persona se aísle de sus redes sociales (familia, amigos, conocidos, etc).
  • Pérdida de rutinas. Los hábitos y rutinas, como el cumplimiento de unos horarios laborales, nos ayudan a equilibrar nuestra vida y a estabilizarla. Por el contrario, el desempleo prolongado puede conducir a la pérdida de hábitos, y a un desorden general en nuestro día a día, mermando cada vez más nuestra fuerza de voluntad.

En definitiva, el desempleo de larga duración nos puede llevar a una espiral de desánimo y depresión, que merma y paraliza nuestra capacidad de acción y nuestra voluntad.

Si sientes que has entrado en esta espiral de depresión, lo primero que debes hacer es reconocerlo. Después, hacer lo posible por salir de la misma. Porque te interesa, porque si no te esfuerzas por salir de esta situación, nadie lo hará por ti. Ahora más que nunca, tienes que quererte y asumir un compromiso contigo mismo. Antes de nada, debes tener en cuenta que salir de la depresión es un proceso. No esperes resultados de la noche a la mañana, date tiempo para sentirte mejor. Te proponemos seguir las siguientes pautas, por este orden:

1) Habla con una persona de confianza. Lo primero que debes hacer es desahogarte y  decir cómo te sientes. Busca a una persona cercana en la que apoyarte: un familiar o un amigo. Verbalizar tus sentimientos y sentirte escuchado te ayudará a objetivizar las circunstancias y a descargarte de negatividad.

2) Racionaliza la situación. Cuando estamos deprimidos, sea cual sea la causa, nos invaden pensamientos negativos con una carga inmensa de subjetividad. Te proponemos hacer un ejercicio de abstracción y objetivar la situación, para reconvertir estos pensamientos. Por ejemplo: «llevo más de 2 años en paro,  es imposible encontrar trabajo, no sirve de nada que me esfuerce», podría evolucionar a–> «es verdad que llevo 2 años en paro, es verdad que el panorama a veces es desalentador. Pero también es verdad que hay cosas que aún no he intentado. Merece la pena hacer un esfuerzo, hay otras personas que lo han conseguido, ¿por qué voy a ser yo menos?»

3) Desecha las excusas: No inventes excusas para protegerte y no pasar a la acción. Que «el país está muy mal» o que «soy demasiado mayor» son sólo pretextos para no salir de tu zona de confort. Recuerda que las excusas no te ayudan,  así que desármalas y no te conformes con ellas.

4) Detén los pensamientos negativos. Inevitablemente, la depresión nos lleva a encadenar pensamientos negativos que nos acabamos creyendo. «No valgo nada», «no estoy hecho para trabajar», » nadie me quiere». Reconoce estos pensamientos y, tan pronto asomen por tu cabeza, aplica la técnica de «parada de pensamiento»: para empezar, busca un «interruptor» para detener estas reflexiones. Por ejemplo, da una palmada o pellízcate. A continuación, cambia la tarea que estás realizando: ponte a cocinar, llama a un amigo, ve a dar un paseo… al principio te pasarás el día interrumpiendo pensamientos, pero después tu mente se acostumbrará a desecharlos y a no prestarles atención.

5) Vive el momento. No te anticipes a lo que puede pasar y huye de los «¿y si…?» («¿y si mi pareja también pierde el empleo? ¿y si mi familia me da la espalda por no tener trabajo?).  De nada sirve hacer futuribles y plantear situaciones que no existen. Lo único tangible es el aquí y el ahora. Piensa en qué puedes hacer para estar mejor en el momento actual. ¿Que te vendría bien dar un paseo? Pues lo das. ¿Que una película te ayudará a distraerte? Pues la ves. Poco a poco, si vas realizando tareas, normalizarás tu día a día y pronto te atreverás con la búsqueda de empleo.

6) Explota tus aficiones. Seguro que hay muchas cosas que disfrutas haciendo y a las que, normalmente, no has podido dedicar todo el tiempo que te gustaría. Lectura, cocina, senderismo… busca aquello que te haga sentir bien y dedica tiempo a hacerlo, pues mejorará tu autoestima y podrás afrontar con más ilusión la búsqueda de empleo.

7) Realiza actividad física. Andar, correr, nadar, hacer deporte… libera endorfinas y mejora de forma natural nuestro estado de ánimo.  Dedica, al menos, una hora al día a estar activo físicamente.

8) Socialízate. Estar con la gente es un distractor natural: te ayudará a evadirte, te sentirás acompañado y mejorará tu ánimo sin darte cuenta.

9) Repasa tus fortalezas, ¡tienes muchas! La característica esencial de la depresión es una merma de la autoestima: tendemos a olvidar lo que valemos. No lo permitas. Enumera en un papel todas tus cualidades y haz una lista de logros que has alcanzado en tu vida. Hacer memoria te ayudará a recordar que tienes muchos valores y te cargará de energía para afrontar nuevos retos.

10) Planifica tu rutina.  Ordenar tu día a día te ayudará a encontrar equilibrio y estabilidad. Establece unos horarios fijos para buscar trabajo, con tareas específicas, y esfuérzate por cumplirlo.  Si eres constante, en unos días notarás el efecto positivo que el hábito tiene en tu estado físico y psicológico.

11) Déjate acompañar por nuestras guías gratuitas. Te proponemos utilizar los siguientes manuales, que te ayudarán en el camino hacia el empleo:

El siguiente vídeo refleja a la perfección como se siente una persona con depresión. Te animamos a deshacerte del «perro negro» del desempleo:

Irene Gil
Periodista. Más de 10 años dedicada a la Comunicación corporativa, profundizando en la situación social y laboral de las personas que lo tienen más difícil.

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