ENTREVISTADOR. Buenos días Carmen. A continuación vamos a llevar a cabo una breve entrevista eliminatoria de selección.
CANDIDATA. Buenos días. Encantada.
ENTREVISTADOR. Somos una empresa joven, en crecimiento y buscamos gente dinámica, que pueda aportar ideas y estrategias. ¿Cree que encaja con lo que acaba de escuchar?
CANDIDATA. Absolutamente. Si hay una palabra que me define es innovación.
ENTREVISTADOR. Bien. – Veo que su formación y experiencia también se adapta bien a los requisitos de la oferta. ¿Qué valores extra podría aportar al puesto?
CANDIDATA. Ilusión, profesionalidad, ganas de aprender y permanente búsqueda de la mejora continua. Tengo muchas ganas de trasladar mi conocimiento y ponerlo en valor para este puesto.
ENTREVISTADOR. Estupendo. Veo que es usted bastante joven. ¿Está casada?
CANDIDATA. Sí
ENTREVISTADOR. Y…¿tiene hijos?
CANDIDATA. No, no tengo hijos
ENTREVISTADOR. Ya…¿tiene usted previsto tenerlos en un corto plazo?
CANDIDATA. Mmmm, bueno, no sé… todo puede pasar. Aunque no es mi prioridad ahora mismo.
Vivimos en una sociedad que presume de avanzada, pero ¿cuántas veces se ha dado esta situación en la última década? ¿cuántas mujeres tienen miedo a responder con sinceridad a esta pregunta? ¿cuánto talento femenino se desperdicia en el mercado laboral, por la única razón de ser madre o estar en edad de serlo?
Ya es hora de eliminar ciertos tics sociales y culturales que siguen impidiendo a las mujeres ejercer su derecho a ser madres. Desmontemos algunos mitos:
MITO 1. “Una mujer que es madre estará menos comprometida con la empresa. Sus hijos siempre serán lo primero”. FALSO. Precisamente por tener hijos, las trabajadoras-madre desarrollarán una mayor fidelidad a la empresa, buscarán estabilidad y lucharán por no perder su empleo, pues necesitan ingresos para sacar adelante a sus hijos.
MITO 2. “Si una mujer se acoge a la jornada reducida, trabajará menos y, por tanto, su productividad será menor”. FALSO. La conciliación no va en detrimento de la productividad. Al contrario. Está demostrado que las jornadas extensas traen consigo tiempos muertos, desmotivación y desánimo. Por el contrario, conciliar fomenta la eficacia (calidad-tiempo) y el rendimiento.
MITO 3. “Las mujeres son más caras que los hombres, por los costes relacionados con la maternidad”. Todo el mundo fija la atención en este detalle e ignora las bonificaciones. No hay que olvidar que la contratación indefinida a mujeres desempleadas tiene una bonificación de 850 € al año durante 4 años y, en caso de mujeres contratadas en los 24 meses a la fecha de parto, la bonificación es de 1.200 euros durante 4 años.
MITO 4. “Las mujeres son más dóciles que los hombres y no sabrán imponerse cuando haya que hacerlo”. FALSO. El refrán “hay de todo en la viña del señor”, es más que cierto. El hecho de ser mujer no garantiza docilidad ni el ser hombre agresividad. Es una creencia más que obsoleta. Muy al contrario, está demostrado que las mujeres madre están acostumbradas a imponerse cuando es necesario y a gestionar mejor las situaciones de conflicto y estrés.