Con motivo del Día Internacional de la Discapacidad, durante la Ability Week de Airbus y la Fundación Adecco, David Aguilar, también conocido como Hand Solo compartió su testimonio de vida y cómo pasó de sufrir bullying a contar con el reconocimiento de toda la sociedad. Su historia constituye el mejor ejemplo para ilustrar que una discapacidad puede convertirse en motor para aflorar valores como la creatividad o la innovación, que hoy son tan codiciados.
David Aguilar (Andorra, 1999) nació con una enfermedad rara conocida como síndrome de Poland que se caracteriza por la falta del músculo pectoral y parte del brazo derecho y que, desde muy pequeño, le hizo ser diferente a ojos de los demás.
En sus primeros años de escuela sufrió acoso escolar, un “agujero negro” como el mismo lo describe del cual asegura que se sale únicamente pidiendo ayuda. David tiene claro que, sin el apoyo de su familia, sus amigos y sus profesores, superar esta situación habría sido mucho más difícil. Huyendo del acoso se refugió en Lego. Encontró así una vía de escape a las burlas y comentarios negativos que le hacían por el simple hecho de tener un brazo diferente al resto de sus compañeros. Pasaba las horas sin levantar la mirada de aquellas piezas coloridas que todos conocemos; en ellas, encontraba posibilidades infinitas para crear e imaginar nuevas realidades, lejos del bullying que recibía en el colegio.
Encerrado en su habitación, pasaba sus ratos libres creando, innovando e imaginando nuevas construcciones con las mismas piezas. Lo que no sabía es que esas piezas de colores se convertirían en su seña de identidad. Hasta que, con 9 años, tratando de construir un barco, decidió hacerlo alrededor de su brazo derecho. Así fue como acabó creando la que sería su primera prótesis. Ahora tiene hasta 5 prótesis y acaba de construir una para un niño de 4 años. Una de ellas la construyó con la ayuda de su padre, que desde pequeño le ayuda montando prótesis caseras con piezas de ferretería. Se trata de una prótesis que utiliza todos los días para desplazarse en patinete eléctrico a la universidad; tiene un muelle elástico que le permite moverse de manera segura, aguantando baches y permitiéndole agacharse en caso de tener que esquivar una rama.
Transformó su amor por las piezas de Lego en su identidad; su diferencia, su fortaleza; su soledad, en una historia inspiracional para los miles de personas que ahora le siguen por las redes sociales o tienen la oportunidad de escucharle en sus conferencias por todo el mundo.
Para David, la diversidad es “la naturaleza del ser humano”. En su opinión, “todos somos diferentes y necesitamos tratarnos con respeto. Si una sociedad se basa en eso, podemos mover montañas. De lo contrario, solo retrocedemos. Tenemos que subir la montaña, en vez de bajarla”.
En sus conferencias, reivindica el uso de la tecnología para ayudar a las personas, pero también la importancia de los juguetes en la infancia para fomentar la creatividad y las ganas de querer hacer de este mundo, un lugar mejor. Nunca olvidará cómo se sintió la primera vez que se puso una de sus prótesis: “me sentía el chico más guay del barrio. Me miré al espejo y me puse a hacer posiciones de forzudo”. Ese fue un punto de inflexión para él y ahora quiere que esa sensación que tanto le marcó puedan experimentarla personas que estén pasando por una situación similar.
Actualmente, estudia bioingeniería en Universidad Internacional de Cataluña (UIC) en Sant Cugat, Barcelona, y se encuentra diseñando su propia marca, Hand Solo, a través de la cual quiere compartir su historia con el mundo para seguir inspirando, motivando y derribando numerosos prejuicios que siguen existiendo acerca de la discapacidad. Además, con la marca, a través de merchandising solidario, quiere apoyar proyectos que trabajen con personas con discapacidad. Uno de los productos es un disco solidario que contiene canciones originales producidas junto a su padre. Recientemente ha estrenado un documental recogiendo su historia. Se titula Mr. Hand Solo y acaba de ganar el premio al mejor documental del festival Boston Science Fiction Film. También ha plasmado su historia en un libro repleto de anécdotas y vivencias que han ido construyéndole. El libro, titulado Pieza a Pieza: el chico que se construyó a sí mismo y escrito junto a su padre, se ha publicado de la mano de Penguin Random House poco antes de la celebración del Día Mundial de las Enfermedades Raras.