Preguntas trampa en una entrevista de trabajo

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Dentro de las acciones que lleva a cabo la Fundación Adecco orientadas a ayudar a las personas con más dificultades a encontrar empleo, ha celebrado un taller donde se han trabajado las preguntas más complicadas de responder en una entrevista de trabajo: las llamadas preguntas trampa. Los protagonistas de la sesión han sido personas mayores de 45 años en búsqueda activa de empleo, pertenecientes a las Lanzaderas de la entidad Santa María La Real.

Delia Salinero -consultora de Selección de la Fundación Adecco- ha sido la encargada de impartir este taller, desvelando las principales claves para hacer frente a las preguntas trampa.

¿Qué son las preguntas trampa?

Hay preguntas en las entrevistas de trabajo que encierran una intencionalidad oculta o añadida por parte del entrevistador, más allá de lo que nos está preguntando: son las llamadas “preguntas trampa” y su propósito es evaluar, con nuestras respuestas, si somos personas coherentes, sensatas o alineadas con el propósito de la empresa.

¿Cómo responder a una pregunta trampa en una entrevista de trabajo?

Para responderlas, todo es más sencillo si nos hemos preparado. No se trata de renunciar a nuestra naturalidad ni de sonar como autómatas con el guion aprendido, sino de pensar qué responderíamos ante ciertas cuestiones en las que podríamos quedarnos en blanco o responder de forma desacertada si lo dejamos todo a la improvisación.

En este artículo te resumimos algunas de las principales “preguntas trampa” en una entrevista de trabajo.

8 preguntas trapa de una entrevista laboral

¿Qué conoces de la empresa?

Más allá de recitar a qué se dedica la empresa, lo que el entrevistador quiere descubrir es tu interés por la misma y si eres una persona alineada con su identidad y valores. Es muy recomendable entrar en la web  y consultar todo el contenido para poder hacerte una idea general de a qué se dedican, cuáles son sus áreas de negocio, así como sus valores más característicos.

El objetivo es dar una respuesta algo más emocional. Por ejemplo: “es un referente en el sector con una misión que va más allá el negocio y con la que me siento muy identificado” o “me gusta el enfoque que la empresa tiene en el trato con los clientes”, etc. Así, el reclutador no solo comprueba si te has informado sobre la compañía, sino que también puede confirmar cuál es tu  grado de interés y empeño.

¿Por qué quieres trabajar aquí?

Esta pregunta no busca únicamente evaluar tu compromiso hacia la empresa, sino lo que podrías aportar a la misma. Nuevamente, es importante demostrar entusiasmo ante la oportunidad que se presenta, pero ojo, no se trata solo de “alabar” a la organización, sino de dejar claro que tu perfil puede ayudarla a cumplir su misión. En otras palabras, quieres trabajar en esa empresa porque el proyecto te encanta, pero también porque tú tienes mucho que aportar para que salga adelante.

¿Cuáles son tus puntos fuertes?

Enlazada con la anterior pregunta, es tu oportunidad para “venderte”, para explicar cuáles son tus competencias y por qué eres el mejor candidato para el puesto. Es importante que cada punto fuerte o competencia lo acompañes con ejemplos reales de tu trayectoria profesional. Es importante ser honesto, equilibrado y, sobre todo, identificar puntos fuertes que podrían encajar bien en el puesto al que estás optando.

Por ejemplo, si la entrevista es para un puesto de limpieza, ser “ordenado”, “detallista” o “metódico” podrían resultar fortalezas. Si es para un puesto de hostelería, podrías tratar de buscar otras cualidades como “rapidez”, “gestión del estrés” o “vocación de servicio al cliente”. Recuerda que no tienes que «avergonzarte» de tus virtudes o de aquello en lo que destacas. Puedes ensalzar tus cualidades siempre con equilibrio, coloquialmente hablando, sin «venirte arriba».

¿Cuáles son tus puntos débiles?

En este punto el entrevistador no quiere centrarse en tus “fallos”, sino descubrir tu capacidad para sortearlos y convertirlos en fortalezas . No se trata de que te abras en canal y compartas todas tus debilidades con el entrevistador: la idea es que identifiques debilidades que no interferirían demasiado en el desempeño de tu puesto. Por ejemplo, si estás optando a un puesto como contable, una debilidad que a priori no interferiría demasiado sería la “dificultad para hablar en público” o para “decir NO ante peticiones de compañeros”. Ante todo, es importante que destaques que son debilidades que estás dispuesto a entrenar para poder superar, pues esto denotará  que eres  una persona resolutiva y con ganas de seguir aprendiendo cada día.

En tu antigua empresa, ¿qué visión crees que tenían tus compañeros sobre ti?

Al entrevistador no le interesa demasiado, en realidad, la opinión de tus compañeros, lo que pretende evaluar es cómo encajarías tú en su equipo: si eres una persona que se compenetra fácil con los demás, si te sientes  cómodo trabajando en equipo, si estás abierto a la Diversidad, etc. Para este punto, puede ser útil que preguntes directamente a tus antiguos compañeros que cualidades positivas resaltarían de ti, que pueden ir en la línea de que te veían como una persona “trabajadora, abierta a colaborar con los demás, empática, flexible” etc.

¿Cómo te sentirías si tu responsable fuera más joven que tú?

Esta pregunta busca medir tu apertura a la Diversidad, tu flexibilidad a trabajar en equipo con personas que no son necesariamente de tu generación, algo muy habitual en un entorno en el que conviven personas de más de 50 años con jóvenes recién llegados al mercado. Ante esta cuestión, es muy importante ser implacable: la edad no determina la profesionalidad, por lo que para ti no es importante los años que tenga tu superior, sino sus competencias, habilidades y capacidades para desempeñar ese cargo. De este modo, dejarás claro que eres una persona tolerante y sin prejuicios.

¿Cuántos años llevas sin trabajar? ¿Por qué? 

Esta pregunta busca medir tu nivel de dinamismo. En el currículum puede darse al caso de que entre un trabajo y otro exista un laxo de tiempo importante. Aquí el entrevistador puede preguntarte el motivo y es importante justificarlo señalando que no has estado completamente parado ese tiempo, porque seguro que hiciste otras muchas cosas. Párate a pensarlo: aunque no estuvieras trabajando, aprovechaste para seguir formándote, profundizar en el estudio de idiomas, hacer voluntariado, entrenar tus habilidades pedagógicas, asistenciales y sociales cuidando a un familiar…

¿Cuánto quieres ganar?

Además de saber si el puesto cubre tus expectativas económicas, el entrevistador pretende saber si conoces tu mercado, si te sientes seguro de ti mismo o si eres una persona flexible. Por ello, es imprescindible que te documentes, que sepas qué salarios se ofertan en tu sector y para personas con tu nivel de experiencia.  Además, es recomendable que no des una cifra concreta, sino que te muevas en una franja salarial, de este modo demuestras flexibilidad y capacidad de adaptación. También puedes subrayar que el salario no es tu única motivación, sino que tienes otras, pero sin tener miedo a reflejar una banda salarial realista que demuestre que eres conocedor del valor que puedes aportar.

Conociendo estas preguntas podrás acudir a una entrevista de trabajo más preparado y no «a ciegas», evitando que la improvisación te juegue una mala pasada. Obviamente, según el puesto de trabajo al que estés postulando, habrá que concretar y  “aterrizar” cada cuestión.

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