Propuestas para impulsar el talento sénior
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Propuestas para impulsar el talento sénior

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Propuestas para impulsar el talento sénior

El talento sénior -profesionales mayores de 55 años- es una fuerza dominante, que tiene una presencia cada vez mayor en nuestra sociedad y en el mercado laboral. Sin embargo, se produce una paradoja, y es que siguen encontrando barreras mayúsculas para acceder al mercado laboral, debido a prejuicios y estereotipos, muy asentados, que conducen a la discriminación por edad y a la consolidación de la cultura de la jubilación anticipada. Esta realidad, además de suponer un contrasentido (teniendo en cuenta que la edad oficial de jubilación tiende al alza) representa una inmensa pérdida de competitividad para el tejido productivo y para la sociedad en su conjunto. Además, comporta un importante riesgo para la sostenibilidad de nuestro Estado del Bienestar.

Para impulsar el empleo del talento sénior -personas mayores de 55 años- se antoja urgente trabajar desde una triple vertiente: la Administración Pública, la empresa y la propia persona sénior.

A continuación exponemos estas líneas de actuación, presentadas en el 15º informe #TuEdadEsUnTesoro, de la Fundación Adecco.

Impulsar talento sénior: propuestas para la Administración Pública

  • Refuerzo de las políticas activas de empleo que conecten a los profesionales sénior con sectores estratégicos y les orienten a resultados en la búsqueda de empleo, a través de formación, acompañamiento y adquisición de habilidades y competencias estratégicas. La colaboración público-privada es un campo que debe potenciarse en este sentido.
  • Vinculación de subsidios y prestaciones a programas empleabilidad, de modo que cualquier persona sénior pueda participar en iniciativas de recualificación que le ayuden a acceder a los sectores emergentes, con el valor añadido de su experiencia. Según datos del Servicio Público de Empleo Estatal, el 39% del total de personas que perciben subsidio de protección por desempleo son mayores de 55 años y “en su gran mayoría perciben el subsidio hasta la edad de jubilación”. Si bien las prestaciones son un instrumento esencial para garantizar la subsistencia en tiempos de crisis, cuando se prolongan en el tiempo pueden convertirse en incentivo para el desempleo de muy larga duración, tras el que se producen jubilaciones anticipadas y/o forzosas. Así, el desempleo sénior puede convertirse en una transición precaria a la jubilación.
  • Envejecimiento activo y prolongación de la vida laboral.  Promover un envejecimiento activo que reconozca al talento sénior como fuerza laboral de alto valor, cuya profesionalidad y expertise difícilmente pueden ser reemplazadas. Para ello, es imprescindible seguir trabajando para regular los supuestos de jubilación anticipada y motivar a los profesionales sénior para seguir en activo, mediante una mayor educación financiera que promueva la toma de decisiones más conscientes e informadas, el fomento de la flexibilidad y las condiciones de salud en el trabajo o el refuerzo de las medidas transitorias en el acceso a la jubilación (teletrabajo, jornadas parciales, etc.)
  • Refuerzo de las medidas transitorias hacia la jubilación. Fomento de contratos de relevo, compatibilización del ejercicio de la labor profesional con el cobro de la pensión en todas sus modalidades y promoción de las jornadas parciales para que no se pase “de todo a nada”, sino que el retiro sea progresivo.

Iniciativas para que las empresas optimicen el talento sénior

  • Incorporar el talento sénior en el cuadro de mando de la organización. El Comité de Dirección ha de responsabilizarse, en primera persona, de iniciativas de sensibilización que renueven la imagen obsoleta de los profesionales sénior, potenciando el liderazgo inclusivo e impulsando acciones de intercambio generacional.
  • Voluntariado corporativo como herramienta para conectar a las distintas generaciones.
    Cinco generaciones conviven en el mercado laboral y el voluntariado corporativo se torna una herramienta clave para movilizarlas en torno a los mismos intereses, generándose nexos de unión que revierten en una mayor cohesión en el entorno de trabajo. Además, pueden explorarse otras iniciativas como el mentoring o los planes de acogida liderados por personas sénior.
  • Políticas de #TalentoSinEtiquetas y acciones de sensibilización con foco en la erradicación del edadismo. Impulsar la formación y la concienciación entre los departamentos de selección para eliminar sesgos inconscientes en los procesos de reclutamiento y en toda el ciclo de employee experience (experiencia del empleado).

  • Impulsar la formación de los trabajadores sénior para garantizar que sus habilidades y competencias permanecen actualizadas. Las acciones de reskilling (reciclaje profesional para desempeñar otras tareas) y upskilling (aprendizaje permanente para crecer en un mismo rol) se tornan esenciales.

Recomendaciones para las personas sénior en desempleo

  • Tener claro el nuevo paradigma: el inmovilismo ya no existe y la digitalización es presente y futuro. Lejos quedan los tiempos en los que se estudiaba una materia y se trabajaba en torno a ella toda la vida. La sociedad y el mercado laboral evolucionan a un ritmo vertiginoso, emergiendo nuevas herramientas tecnológicas y fórmulas de búsqueda de empleo. Es imprescindible estar siempre disponible para la adquisición de nuevas habilidades y competencias y apostar por la formación continua, especialmente en el ámbito digital. En este sentido, resulta crítico dotarse de habilidades y conocimientos que posibiliten el uso correcto, eficiente, crítico y seguro de las tecnologías de la información, en un entorno en el que todos los puestos exigen, al menos, intuición tecnológica.
  • Flexibilidad. En un mercado laboral en constante evolución, las habilidades y conocimientos demandados evolucionan a tiempo real. Si la persona mayor de 55 años demuestra que tiene capacidad para adaptarse, aprender y asumir diferentes roles, tendrá una ventaja competitiva sobre otros candidatos. En otras palabras, las posibilidades de empleo aumentan cuando la persona está abierta a nuevos sectores, funciones y aprendizajes.
  • Poner en valor habilidades blandas vinculadas al talento sénior. En un entorno eminentemente digitalizado, las cualidades intrínsecamente humanas cotizan al alza. Resiliencia, motivación, espíritu colaborativo, empatía, capacidad de adaptación, curiosidad u otras habitualmente presentes entre las personas sénior como la madurez, la experiencia o el pensamiento crítico, son muy valoradas por las empresas.
  • Actitud positiva. La búsqueda de empleo puede ser un proceso largo y desafiante; es por ello que una actitud positiva es la clave para mantener la motivación adecuada, enfocarse en oportunidades, aprender de las experiencias y, en definitiva, tener la energía y la determinación suficientes para seguir adelante, convirtiendo las posibles negativas o dificultades en oportunidades de crecimiento y aprendizaje.

Irene Gil
irenegilromero@gmail.com

Periodista. Más de una década profundizando en la situación social y laboral de las personas en riesgo de exclusión.

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