El estrés es el segundo problema de salud más frecuente entre los trabajadores (solo superado por las trastornos musculoesqueléticos), según datos de Eurostat. Aunque el estrés siempre ha estado presente en el mercado de trabajo, este dato pone de manifiesto cómo este tipo de problemas son cada vez más frecuentes y tienen una mayor repercusión en la organización del trabajo y en las relaciones sociolaborales.
Este aumento en la incidencia ha hecho que haya dejado de tratarse como un problema individual y que se considere una cuestión colectiva, que puede afectar a cualquier trabajo, con independencia del sector, el puesto o la responsabilidad.
¿Qué es el estrés laboral?
El estrés es la respuesta que desarrolla nuestro cuerpo ante una circunstancia externa. En el ámbito laboral el estrés tiene diferentes orígenes, los más comunes son: alta carga de trabajo, falta de control sobre el mismo, plazos ajustados, condiciones de trabajo físicamente peligrosas, mal ambiente laboral, etc.
Hay que tener en cuenta que el estrés laboral no solo influye en el rendimiento y la productividad, sino que también puede suponer efectos sobre la salud, tanto física como mental, del trabajador. En algunos casos puede ser causa de baja laboral.
¿Cómo pedir la baja por estrés laboral?
Existe un procedimiento genérico para solicitar la baja laboral, sea cual sea su origen.
Si la causa del estrés es laboral, la baja debe solicitarse por contingencias profesionales. En cambio, si el origen es un problema personal (familiar, de salud, financiero) se asocia a contingencias comunes.
Al estar relacionada con el desarrollo de la actividad, la baja por estrés laboral debe tramitarse a través del médico de la mutua (por contingencias comunes se solicita en el médico de cabecera) y empieza a cobrarse al día siguiente.
La duración máxima de una baja por estrés es de 12 meses consecutivos, pudiéndose ampliar 6 meses más. Una vez pasado ese tiempo, el caso pasa a evaluarse por un tribunal médico.
