La cocina ha dejado de ser una rutina para convertirse en un arte. Cada vez más personas comparten este interés, que denota unas competencias intrínsecas:
- Creatividad: En la empresa, como en la cocina, buscarás continuamente fórmulas nuevas y originales para hacer tu trabajo.
- Emprendimiento. Relacionado con lo anterior, los cocineros experimentan nuevas recetas, dando rienda suelta a sus ideas. En la empresa, esta cualidad te permitirá “intraemprender” nuevos proyectos y actividades.
- Sentido de la responsabilidad: Como buen cocinero, sabes que tu prestigio dependerá de tu buen hacer, por lo que sabrás tomarte en serio tu trabajo.
- Pasión. La cocina no es sólo procedimiento también es pasión: una pasión que marca la diferencia. Aplicada a la empresa, pondrás entusiasmo e ilusión en todo lo que haces, enfocándote en los detalles. El resultado de tu trabajo será siempre un mayor valor añadido.
- Perfeccionismo: aspirarás siempre a la mejora continua y no te quedarás en lo mediocre: buscarás un reconocimiento mayor.
- Polivalencia. La cocina exige que realicemos muchas y diferentes tareas, a veces al mismo tiempo. Podemos aprovechar esta habilidad en las empresas, donde seremos “multitasking”: tendremos habilidades y recursos para desempeñar diferentes funciones con eficiencia.
- Templanza . Cocinar exige altas dosis de paciencia. Si estás acostumbrado a ello, en el trabajo también sabrás esperar al momento idóneo para acometer cada tarea, sin precipitarte y siendo consciente de que todo resultado exige esfuerzo. Por tanto, reducirás el margen de error.
- Vocación de servicio: Los aficionados a la cocina destacan por una gran vocación de servicio, porque a menudo no cocinan para sí mismos, sino para los demás, buscando satisfacerles. En el trabajo, tendrás tendencia a estar siempre dispuesto para otros, lo que te agradecerán todos los públicos: clientes, proveedores, compañeros, superiores, etc.
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