Despido por bajo rendimiento: qué es y cómo debes actuar

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¿Qué es el despido por bajo rendimiento?

El despido por bajo rendimiento se produce cuando la persona trabajadora no cumple con las expectativas o metas establecidas por la empresa. Dicha disminución de la productividad tiene que ser continuada y voluntaria. Es decir, tiene que prolongarse en el tiempo y no puede estar provocada por ningún factor externo que impida a la persona empleada desempeñar su trabajo con normalidad.

Se considera, por tanto, como un despido por causas objetivas para la finalización del contrato. Es necesario que la empresa pueda demostrar que el rendimiento ha sido deficiente a pesar de que las condiciones hayan sido las adecuadas.

Conductas que pueden desencadenarlo

Un despido por bajo rendimiento puede producirse cuando, de manera reiterada, la persona trabajadora no alcanza los objetivos marcados. También cuando incurre en fallos constantes, a pesar de que haya tenido la formación adecuada y haya contado con distintas oportunidades para aprender de dichos errores. Retrasos, asistencias, falta de compromiso con el propósito de la empresa o con los compañeros también pueden ser conductas que desencadenen este proceso. Sobre todo cuando llega a perjudicar los objetivos de su equipo de trabajo o de la compañía en general.

Lo habitual es que, antes de llegar al despido, el manager o responsable dé una oportunidad de mejora del rendimiento. Esto puede hacerse analizando las posibles causas de ese bajo desempeño para que pueda afrontarlas.

Recomendaciones para evitar el despido por bajo rendimiento

Para evitar el despido, la persona trabajadora debería analizar esas oportunidades de mejora cuando se le ofrezcan. Del mismo modo, si ese bajo desempeño está provocado por factores externos, debería notificárselo a su manager. No todo el mundo se adapta con la misma facilidad a una nueva posición o una nueva empresa. Es importante resolver las dudas al principio. Para no caer así en el desánimo ni generar inseguridades que desemboquen en bajo rendimiento.

Datos relevantes sobre los despidos de las personas con discapacidad

En el caso de las personas con discapacidad, para que se considere un despido por bajo rendimiento, este no puede estar provocado por unas malas condiciones de trabajo o por no contar con las adaptaciones y formaciones necesarias para su desempeño. Es decir, si no cuenta con dichas herramientas, no se podrán alegar causas objetivas en el despedido.

¿Tengo derecho a paro si me despiden por bajo rendimiento?

Las personas que hayan sido despedidas por bajo rendimiento sí tienen derecho a paro. Eso sí, siempre que cumplan con los requisitos que marca el SEPE (Servicio Público de Empleo Estatal). Debe haber cotizado un mínimo de 360 días en los últimos seis años y estar afiliado o en situación de alta en la Seguridad Social.

Para mantener dicha prestación, tendrá que «encontrarse en situación legal de desempleo, darse de alta como demandante de empleo y estar disponible para buscar activamente empleo».

Puedes recibir indemnización

Como norma general, las personas cuyo contrato haya finalizado a causa de un despido por bajo rendimiento no tendrán derecho a una finiquito. Como comentábamos antes, se trata de un despido por causas objetivas. Si el bajo rendimiento se produce por una ineptitud sobrevenida, el despido deja de ser por causas objetivas.

Procedimientos a seguir en un despido por bajo rendimiento

La empresa deberá informar del despido mediante una carta el empleado. Indicando que la causa del mismo es el bajo rendimiento y justificando detalladamente el mismo. Si la persona trabajadora no está de acuerdo, podrá recurrirlo durante los 20 días posteriores.

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