Voluntariado corporativo en tiempos de COVID-19 y vuelta a la normalidad
19592
post-template-default,single,single-post,postid-19592,single-format-standard,ajax_fade,page_not_loaded,,qode-theme-ver-10.0,wpb-js-composer js-comp-ver-4.12.1,vc_responsive

Voluntariado corporativo en tiempos de COVID-19 y vuelta a la normalidad

Hombre hablando por teléfono

Voluntariado corporativo en tiempos de COVID-19 y vuelta a la normalidad

Durante 2020, el voluntariado corporativo ha tenido que reinventarse y probablemente no volverá a ser el mismo: será mejor. La pandemia y el estado de alarma derivaron en una restricción de movimientos que no logró, sin embargo, frenar el espíritu social y la vocación de servicio de las personas que habitualmente participan en voluntariados.  Y si bien las actividades presenciales se interrumpieron drásticamente, hoy empiezan a retornar a la normalidad, con algunas pautas, eso sí, para garantizar el distanciamiento social y evitar la propagación de la COVID-19 . Por otra parte, el voluntariado ha descubierto un nuevo cauce, abriéndose paso en el mundo online y apoyándose en las nuevas tecnologías para seguir aportando valor a quienes más lo necesitan.

Hablamos de ello con Héctor Clemente, responsable nacional de voluntariado en la Fundación Adecco. Como entidad de voluntariado acreditada, la Fundación Adecco cuenta con un equipo de 3.311 voluntarios de empresas colaboradoras que acompañan y forman a  beneficiarios en riesgo de exclusión, como vehículo para alcanzar su misión fundacional: la inclusión laboral de las personas que lo tienen más difícil.

Héctor Clemente

¿Cómo se articularon las actividades de voluntariado de la Fundación Adecco en tiempos de cuarentena?

En el caso de la Fundación Adecco el voluntariado impacta en las personas y dado que el encierro llegó de un día para otro, el foco de la acción voluntaria estaba claro: garantizar el bienestar de nuestros beneficiarios y que las competencias que habíamos desarrollado  no se vieran afectadas, evitando un retroceso en las capacidades adquiridas. Para lograrlo, tuvimos que diseñar nuevos proyectos que incorporaban materiales y herramientas que nunca habíamos implementado:

  • El medio de comunicación: el teléfono y/o el PC.  Tuvimos que enviar dispositivos a varios de nuestros beneficiarios para garantizar la comunicación
  • El aula digital para voluntarios: Hasta el encierro,  era habitual formar al voluntario in situ, en el escenario de la acción o en la propia empresa. Durante el confinamiento todos los voluntarios que se han inscrito a nuestras acciones han pasado, de forma obligatoria, por una formación inicial impartida por nuestros técnicos a través de plataformas digitales.
  • El “manual para el voluntario”: todas las acciones de voluntariado desarrolladas durante el confinamiento tienen su propio manual. Este documento, aporta al voluntario la contextualización, la argumentación teórica, la implementación práctica, las herramientas y los contactos que necesita para llevar a cabo cada actividad.
  • El teléfono de atención continua al voluntario: Todos los voluntarios han tenido un técnico de voluntariado de referencia con el que ha podido contactar en cualquier momento (fines de semana incluidos).

En líneas generales, estamos satisfechos en la medida en que nuestro voluntariado, durante el confinamiento, ha sabido dar respuesta a las necesidades reales y urgentes de los beneficiarios, en tiempo récord, y con un nivel de excelencia operativa realmente alto.

«La mayor dificultad ha sido la brecha digital»

¿Cuáles han sido las dificultades más destacadas que os habéis encontrado?

Sin ninguna duda, la brecha digital. En términos de desigualdad, las personas con las que trabajamos en la Fundación Adecco son especialmente vulnerables y hoy sabemos que la brecha digital no es un problema generacional, es una consecuencia de la desigualdad social. A través de nuestro proyecto  social #EmpleoParaTodos atendemos a población en riesgo de exclusión social, cuya digitalización es escasa y con un acceso a equipos y conectividad inexistente o deficitario. Hemos tenido que rediseñar proyectos y líneas de intervención atendiendo a la realidad de la población a la que atendemos, diversificando herramientas y formas de contacto e incluso proporcionado dispositivos a los beneficiarios para que pudiéramos comunicarnos.

«Conseguimos poner en contacto a 297 beneficiarios con otros tantos voluntarios e iniciar un acompañamiento diario»

Pudiera parecer que las actividades de voluntariado dejan de cobrar sentido cuando no son presenciales, pero nada más lejos de la realidad. Muchas personas con discapacidad y/o en riesgo de exclusión necesitan acompañamiento para superar el aislamiento, ¿cómo podría afectar a una persona en esta situación el distanciamiento social si se deja de trabajar completamente con ella? ¿qué sensaciones os han transmitido los voluntarios y beneficiarios de la actividad de voluntariado telefónico?

Si hay una enseñanza que podemos destacar de nuestra experiencia con el voluntariado durante el confinamiento es que sí: en la distancia se puede acompañar. Efectivamente, a priori, podría parecer que la acción voluntaria exige presencialismo; sin embargo, hemos aprendido que no es verdad y que la calidad humana también se puede percibir en la distancia. Los técnicos de la Fundación Adecco trabajan con nuestros usuarios a través de itinerarios personalizados. Esto quiere decir que, para cada persona, se diseña un plan de acción conformado por actividades, programas y talleres que impactan en las competencias concretas que esta persona precisa desarrollar. Se trata de un trabajo a medio o largo plazo que requiere intensidad y continuidad y que, hasta la llegada de la pandemia, concebíamos exclusivamente de manera presencial. Para nuestros beneficiarios, la anulación de todas las actividades presenciales, talleres y programas podría haber supuesto un parón total de todos sus entrenamientos personales. Este parón no habría frenado el desarrollo de competencias únicamente, sino que hubiese supuesto, además, un retroceso en el camino ya recorrido. Pensemos además que, en el caso de muchos de nuestros beneficiarios con discapacidad intelectual y/o enfermedad mental, la pandemia no solo hubiese interrumpido su relación con la Fundación o sus centros de referencia, sino que, debido al reducido círculo social y la escasa competencia digital, la ausencia de estímulos podría haber sido total.

«Cuando hay necesidad y voluntad, la comunicación y la empatía se abren camino»

Ante esta situación el foco estaba claro: tenemos que acompañarlos, tenemos que llegar a ellos y seguir trabajando de forma personalizada, aunque sea en la distancia. Y así fue, conseguimos poner en contacto a 279 beneficiaros con otros tantos voluntarios e iniciar una intervención diaria basada en el acompañamiento anímico, la salud física, la ayuda para la interpretación de la información.

Siendo honestos, en un primer momento nos preocupaba mucho que no se llegase a establecer una empatía real por la frialdad del teléfono y el PC y también nos inquietaba la idea de no “mediar” en esas relaciones que se estaban estableciendo; sin embargo, voluntarios y beneficiarios nos han enseñado que, cuando hay necesidad y voluntad, la comunicación y la empatía se abren camino. El 100% de los participantes en el programa de intervención a distancia han valorado, por encima de otros aspectos, la calidez y aspecto humano del programa. Realmente, en este sentido nos hemos visto gratamente sorprendidos.

¿El estado de alarma ha sido una buena oportunidad para que personas con discapacidad y otras en riesgo de exclusión entrenen sus competencias digitales?

A la fuerza y, de forma increíble, la necesidad de comunicación con el voluntario supuso una motivación extra para que nuestros beneficiarios se acercasen proactivamente a la tecnología.

En principio, la directriz que recibieron voluntarios y beneficiarios se limitaba a la comunicación telefónica. Se trataba de mantener la habilidad comunicativa, trabajar la interpretación de la información y mantener el estado de físico y anímico. Con el paso de los días, la necesidad de verse y conocerse mejor hizo que las llamadas diesen paso a las vídeo llamadas y, en los casos que fue posible, acabaron derivando en encuentros digitales diarios. Hemos tenido beneficiarios que hasta se han animado a aprender a usar el excel o el power point con las indicaciones de los voluntarios. Como anécdota, un voluntario ayudó a su beneficiario a preparar un regalo para el día de la madre, consistía en una presentación de power point que hablaba sobre la mascota de la familia.

Poco a poco vuelve la normalidad y se reanudan las actividades de voluntariado tal y como las conocíamos. ¿Qué medidas de prevención se van a adoptar en la “nueva normalidad”? 

 Se van a adoptar todas las medidas de seguridad pertinentes. Durante este tiempo hemos estado trabajando junto a otras entidades, todas ellas referentes de voluntariado (Voluntare, Cruz Roja, GN Medio Ambiente, Fundación Atresmedia), en una guía para garantizar una vuelta segura a las acciones presenciales. Esta guía aporta los procedimientos necesarios para garantizar la seguridad antes durante y después de la acción voluntaria. De este modo, no solo se garantiza la seguridad de los participantes, sino la trazabilidad de herramientas y medios involucrados.

Esta guía la recibirán profesionales, voluntarios y beneficiarios implicados en las acciones de voluntariado y cuenta, además, con un anexo adaptado a lectura fácil que garantiza su accesibilidad.

¿Cuáles son las primeras actividades que van a reanudarse?

En realidad, ninguna actividad se ha interrumpido, hemos tenido que cambiar el método. En este sentido ya estamos trabajando en reanudar el formato presencial y las primeras actividades serán aquellas que  conllevan el entrenamiento de competencias básicas al aire libre. Tenemos un programa para el desarrollo de competencias para personas con discapacidad intelectual en el aula medioambiental de Pozuelo y ya estamos trabajando su reactivación.

¿Qué mensaje de tranquilidad podríamos transmitir a las empresas y/o voluntarios que desconfían a la hora de reanudar sus actividades de voluntariado? 

 Nunca se va a apostar por ninguna actividad que pueda poner en riesgo a ningún participante. Ya sabemos que el voluntariado a distancia funciona y hemos articulado todo un programa para poder ejecutar nuestros planes de manera digital. Esto significa que, si optamos por una acción presencial, es porque podemos garantizar la seguridad de todos.

«La COVID-19 no ha cambiado el voluntariado, sino que se ha ampliado, hemos ganado en perspectiva y descubierto nuevas vías»

La influencia de la COVID-19, ¿va a cambiar el concepto de voluntariado para siempre? ¿qué nos va a quedar de esta etapa en el futuro?

El concepto de voluntariado no ha cambiado, seguimos entendido que la acción voluntaria es darse a la comunidad de forma altruista. Lo que han cambiado son las estrategias, los medios y las herramientas para contribuir al bienestar social, y tampoco esto ha cambiado, sino que se ha ampliado, hemos ganado en perspectiva, hemos descubierto nuevas vías.

Ahora tenemos que ser capaces de mantener los aspectos positivos que hemos desarrollado durante el confinamiento: la capacidad de digitalizar, la formación a distancia, la implementación de manuales para guiar la acción voluntaria, la gestión de tiempos y traslados…  nos toca analizar, de forma inteligente, lo que han sido medidas transitorias y lo que ha llegado para quedarse.

¿Quieres información o asesoramiento para desarrollar acciones de voluntariado durante la era COVID-19 y en la nueva normalidad? Cumplimenta el siguiente formulario y nos pondremos en contacto contigo

 

Irene Gil
irenegilromero@gmail.com

Periodista. Más de una década profundizando en la situación social y laboral de las personas en riesgo de exclusión.

No Comments

Post A Comment