2 series de televisión de gran éxito nos brindan la oportunidad de acercarnos al autismo: “Atípico” y “The Good Doctor”.
Vivimos en una sociedad cada vez más sensibilizada, que apuesta por la diversidad y la inclusión como claves de éxito en cualquier ámbito; prueba de ello es la creación de series que dan voz a personas que han sido invisibilizadas y excluidas durante años.
En este contexto, os recomendamos dos series que nos acercan a la realidad de las personas con trastorno de espectro del autismo (TEA).
¿Qué es el TEA?
Se trata de un trastorno, de origen neurobiológico, que afecta a la configuración del sistema nervioso y al funcionamiento cerebral, dando lugar a dificultades en la comunicación e interacción social, así como a la flexibilidad del pensamiento y de la conducta. El autismo se manifiesta durante los tres primeros años de vida y perdura a lo largo de todo el ciclo vital.
No se trata de un trastorno neurológico específico, sino de un término genérico que describe una amplia serie de problemas conductuales y del desarrollo. Por lo tanto, no existe una historia única dentro del espectro sino una variedad infinita donde el síndrome se traduce de manera diferente en cada persona.
“La historia única” es uno de los grandes peligros de estas series y es por ello que las personas familiarizadas con el TEA han criticado ambas producciones. Debe quedar claro que cada persona con autismo tiene su propia historia, y que, evidentemente, estos dos protagonistas no representan a todas las personas con autismo. Aun así, se trata de un gran recurso para visibilizar su realidad y sus necesidades pese a caer, en ocasiones, en los manidos estereotipos.
«Atípico»
Atípico, serie original de Netflix, narra el día a día de un chico de 18 años que tiene autismo y emprende un viaje personal para encontrarse a sí mismo: enredos de instituto, ganas de independencia y el eterno dilema de encajar en su entorno. Sam Gardner, interpretado por Keir Gilchrist, es un adolescente en una típica familia estadounidense que decide ser más independiente y depender menos de su madre.
La serie, escrita en clave de humor, aborda temas importantes desde el prisma de la discapacidad: las relaciones amorosas, el empleo, la autonomía y la sobreprotección familiar, una de las grandes barreras que alejan a las personas con discapacidad de la plena inclusión.
A través del personaje de Sam, el espectador conoce algunas características del TEA cuya realidad, claro está, es mucho más amplia y compleja. A medida que avanza la serie, Sam se va encontrando con situaciones propias de un chico de su edad que sitúan a su familia en encrucijadas. Además de la mirada de Sam, el espectador también puede ponerse en la piel de los demás personajes y empatizar con ellos: compañeros de instituto, del trabajo, profesores o ciudadanos, en las escenas que señalan y denuncian muchos de los estigmas todavía presentes en nuestra sociedad.
The Good Doctor
Se trata de un drama médico protagonizado por el actor británico Freddie Highmore, que da vida a Shaun Murphy, un joven y dotado cirujano con autismo y síndrome de Savant que se incorpora como residente en la plantilla del prestigioso hospital San José St. Bonaventure. A su llegada, muchos son los compañeros que le observan con recelo y desconfianza, poniendo en duda su valía y profesionalidad. Poco a poco, va acallando a todos los profesionales del hospital, pero también despierta conflicto entre algunos.
La serie se ha convertido en uno de los grandes éxitos en España, pero lo cierto es que su periplo para ver la luz no fue del todo sencillo. Es una adaptación de la serie surcoreana “Good Doctor” que cuenta con una única temporada de 20 episodios ya que no logró conquistar a la audiencia del país. David Shore y Daniel Dae Kim decidieron retomarla y la estrenaron en Estados Unidos donde se convirtió, desde el principio, en un gran éxito.
La discapacidad ha aparecido siempre de manera residual y, casi siempre, en tono dramático o infantil. “Atípico” y “The Good Doctor” rompen con esta imagen negativa y promueven una imagen más positiva que trata de normalizar la discapacidad. Ahora bien, todavía tenemos que seguir avanzando y generando contenido social para comunicar una imagen más real y plural evitando caer en esa “historia única” donde son muchas las personas con autismo que se quedan fuera. Seguro que para muchos estas dos series suponen el primer contacto con una persona con autismo; por ello, estas dos series constituyen un gran avance para normalizarlo en nuestra sociedad.
El siguiente paso será que personas con TEA en la vida real protagonicen series como estas. En ese momento estaremos más cerca de la normalización y la plena inclusión.