Marta Pérez Dorao, presidenta de la Fundación Inspiring Girls: «Las mujeres están en todos los sectores profesionales y, sin embargo, no son visibles»»

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Con motivo del Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo, entrevistamos a Marta Pérez Dorao, presidenta de la Fundación Inspiring Girls, y directora general de FECE, la Federación Española de Comerciantes de Electrodomésticos.

Hace dos años, España se convirtió en el centro de la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres con la histórica Huelga General que paralizó muchas ciudades españolas. Sus imágenes dieron la vuelta al mundo y llenaron las cabeceras de la prensa internacional. Hoy, el día de la mujer se ha convertido en la semana de la mujer. Cada vez son más las iniciativas que nacen para paliar esta desigualdad. Pese a haber alcanzado una igualdad jurídica y haber dado grandes pasos hacia la justicia social, seguimos hablando de barreras, sobre todo en el mundo laboral.

Marta Pérez Dorao, con más de 30 años dedicada a la abogacía y los negocios, asegura que hay una falta de referencias de mujeres que ejercen profesiones tradicionalmente calificadas como masculinas. Estas etiquetas invisibilizan a las profesionales y hacen que las niñas no tengan modelos que seguir. Marta asegura que cuanto antes se trabaje en la autoestima de las niñas, mayor será su potencial desarrollo profesional. Por ello es la presidenta de Inspiring Girls, una fundación que pone en contacto a mujeres de diferentes ámbitos profesionales con niñas a partir de 9 o 10 años para que logren convertirse en lo que sueñan. Marta tiene claro que cualquiera puede llegar a ser lo que quiera ser en la vida, basándose siempre en el esfuerzo y el trabajo.

Háblanos un poco de “Inspiring Girls”, ¿por qué y cómo surge la fundación? ¿Cuáles son los objetivos persigue?

Inspiring Girls surge porque muchísimas niñas manifiestan que no tienen modelos. Las mujeres están en todos los sectores profesionales y, sin embargo, no son visibles. Esta invisibilidad de referentes implica que no puedan optar a muchas opciones de trabajo y desarrollo personal porque ni siquiera saben que existen. Como no lo ven, no creen que pueda ser una opción para ellas. A partir de ahí, pensamos que la forma más sencilla de que las niñas sepan que existen es llevar a estas mujeres a los colegios. Empezamos el programa “Una hora al año para las mujeres del futuro”, en el cual voluntarias donan una hora de su tiempo al año para ir a los colegios, visitar a las niñas en sus propias aulas y contarles, no desde un punto de vista de orientación profesional, sino más bien personal, lo que hacen, por qué les gusta, cómo han llegado hasta allí, sus éxitos, pero también las barreras a las que se han enfrentado. Compartir los obstáculos y las derrotas también es importante. De todo se puede aprender. Es interesante que las niñas vean que, si te equivocas, no pasa nada, siempre puedes tener un giro en tu carrera, te puedes reinventar, puedes hacer otra cosa… Lo importante es reaccionar.

“Las etiquetas generan autolimitaciones en las personas que conducen a la autoexclusión”

Nosotros desde Fundación Adecco tratamos también de derribar las etiquetas y los estereotipos que rodean principalmente a la discapacidad, pero también en torno a otros grupos de personas como los mayores de 45 años que parece que sus competencias están obsoletas simplemente por su edad y dejan de tener cabida en el mundo laboral…. ¿Cómo calificarías estas etiquetas?

Son absolutamente dañinas. Las etiquetas son muy perjudiciales porque generan, además de limitaciones externas, autolimitaciones en la persona, que son casi las más graves.

¿Con qué edad empiezan las niñas a caer en esos estereotipos? ¿Cuándo debemos empezar con la concienciación?

Los estudios que nosotros manejamos dicen que hasta los 5-6 años, tanto niños como niñas funcionan igual. Les gusta jugar con las mismas cosas: fútbol, cocinas, ensuciarse en el barro… Es a partir de esa edad cuando empiezan a recibir mensajes que les dicen que unas cosas son de niña y otras de niño. Entonces comienzan a autoimponerse etiquetas y a dirigir su actividad en un sentido u otro. El potencial de las niñas puede verse limitado sencillamente porque no se ven aptas a causa de la percepción social. Por ello, cada vez hay que empezar antes con la concienciación de las niñas para que adquieran la confianza en sí mismas. De hecho, nosotros empezamos con niñas de 12-13 años y, ahora mismo, estamos trabajando con niñas desde los 10 años. Y también ampliamos el rango por arriba: tenemos programas actualmente para chicas de hasta 20 años y para jóvenes ejecutivas.

¿Cuál es la etiqueta que más obstaculiza el desarrollo profesional de una mujer?

Diría que es el hecho de que haya profesiones calificadas como masculinas y femeninas porque eso es lo que te lleva a auto-excluirte de diversas opciones profesionales. También la consideración de la maternidad como un obstáculo, cuando la realidad es que con una adecuada organización del trabajo, no tiene por qué serlo.

¿Crees que algún día dejará de haber sectores masculinizados o feminizados?

Mientras la sociedad sea como es, supongo que siempre habrá tendencias en las que las mujeres se interesan por unos sectores y los hombres por otros. Sin embargo, a medida que se desmitifiquen los estereotipos, los límites se difuminarán y la gente acabará haciendo lo que le interesa fuera de la radicalización que tenemos ahora.

En un contexto de récord de envejecimiento en España las mujeres séniors tienen cada vez más peso, pero siguen siendo las grandes discriminadas en el empleo, ¿crees que va a revertirse esta situación? ¿Qué podríamos hacer para acelerarlo?

Existe una discriminación por edad que no corresponde a la realidad porque hay gente muy válida en plenas facultades, con muchísima posibilidad de dedicación, que se está quedando al margen del mercado de trabajo. Es un tema que tenemos que reflexionar como país, sobre todo teniendo en cuenta que la esperanza de vida es muchísimo más alta y que las carreras ya no van a ser lineales como antes: estudio, trabajo y me jubilo. La gente estudiará, trabajará, parará para estudiar otra cosa, se reinventará, se tomará un año sabático, etc.

La sociedad debe cambiar para ajustarse a la mayor esperanza de vida; la división que teníamos antes ya no va a servir. Las corporaciones tienen que cambiar el chip dándose cuenta, como muchos estudios corroboran, de que no solo la diversidad de género es interesante sino también la diversidad generacional; ambas aportan mucho a los grupos de trabajo e impactan positivamente en los resultados, ya que enfrentar los problemas desde distintos puntos de vista enriquece las conclusiones y ayuda a encontrar soluciones.

«Que algunas profesiones se etiqueten como masculinas o femeninas hace que las niñas se autoexcluyan de diversas opciones profesionales»

Se habla mucho de los profesionales STEM como los más demandados, ¿notas un creciente interés en la ciencia por parte de las nuevas generaciones femeninas?

Lo que noto es que hay muchísimo movimiento en ese sentido porque realmente hace falta cambiar la tendencia actual. Muchas de nuestras empresas patrocinadoras son empresas tecnológicas y se nos acercan diciendo “no cumplo mis cuotas de contratación femenina porque no encuentro a gente”. Ellos saben la importancia de tener equipos mixtos para que sus sistemas no se construyan desde una única visión y acaben llenos de sesgos. Es necesario contar con ambas partes para tener esas diferentes visiones que enriquecen. Por ese motivo, están muy preocupados y hay muchas actividades en ese sentido. Ahora bien, son actividades fuera de la formación reglada por el colegio. Sin embargo, no creo que la solución pase por hacer muchos cursos de robótica para niñas, sino hacer que a las niñas se interesen por ello. Desde nuestro punto de vista lo importante es presentarlo de otra manera. No aprendiendo tecnología por la tecnología. Sino aprendiendo cosas que a las niñas les interese y hacerlo usando la tecnología.

El otro día en la charla organizada por The Speakings Corner, se habló de la necesidad de convertirnos en activistas en nuestro día a día y la única manera de hacerlo es desde arriba. Como directora de una gran empresa y presidenta de una fundación, ¿sientes que tienes una gran responsabilidad de convertirte en activista en tu vida diaria?

Vengo ya ejerciendo ese rol de activista en mi día a día desde hace mucho tiempo. Tenemos la obligación moral no solo de hacer las cosas, sino de decirlas para que se visibilicen y para dar testimonio. Los hombres que vienen haciéndolo bien también lo tienen que decir para que se visibilice ese rol.

“Las cuotas son muy necesarias; sin ellas, ciertas tendencias se perpetúan”

¿Crees que nos falta aún mucho por lograr para alcanzar ese mundo en el que las mujeres y hombres tengan igualdad de oportunidades reales y no tengamos que hablar de cuotas?

Hemos avanzado muchísimo en muy poco tiempo y es que, como quien dice, hace un cuarto de hora ni tan siquiera podíamos votar. No hay que ponerse pesimista. Hay que valorar hasta donde hemos llegado sin dejar de trabajar porque es verdad que cuando nos dormimos en los laureles corremos el riesgo de retroceder.

Yo soy totalmente partidaria de las cuotas como detonante del cambio. Tenemos demasiada inercia en una dirección determinada. Sin las cuotas, ciertas tendencias se perpetúan; la inercia es demasiado grande. Necesitamos una toma de conciencia general.

¿Cómo crees que puede impactar una igualdad de oportunidades real en el mundo laboral?

El impacto será enorme. Si conseguimos la igualdad real, habrá avances en múltiples campos que ahora no podemos ni imaginar. Hay muchísimas consecuencias colaterales. Se ha hablado de mayores accidentes de autobús porque los asideros están hechos con medida de hombre, accidentes de coche porque los cinturones de seguridad no están preparados para mujeres embarazadas, hay montones de pruebas médicas que se hacen solo con hombres… En definitiva, son muchas las cosas que se construyen con una sola visión y, poco a poco, hay que cambiarlo para que tengan en cuenta todas las variables.

«Las corporaciones tienen que cambiar el chip dándose cuenta de que no solo la diversidad de género es interesante, sino también la diversidad generacional; ambas aportan mucho a los grupos de trabajo e impactan positivamente en los resultados»

El feminismo es definido por la Real Academia Española (RAE) como un «principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre.», pero son muchas las personas que lo perciben como algo negativo, algo con lo que no quieren identificarse. ¿Por qué crees que ha ocurrido esto?

El concepto está desvirtuado. La gente ya no sabe lo que es realmente. Lo normal es ser feminista, es decir querer que el hombre y la mujer tengan igualdad de oportunidades y nada más que eso. Todo el mundo debería serlo.

El feminismo se ha desvirtuado mucho porque se han metido muchas otras cosas dentro de la ecuación. Por ejemplo, cuando hubo la gran marcha feminista en 2018, el problema fue que en una ocasión donde todo el mundo podía ir a la par con un sencillo mensaje como era “igualdad de oportunidades”, empezaron a meter consideraciones colaterales con las que no toda la gente que estaba allí estaba de acuerdo. El grupo se dividió y se perdió la voz única. El mensaje tiene que ser solo uno y simple: igualdad de oportunidades, igualdad de derechos.

¿Los hombres también pueden participar en el proyecto?

Muchos hombres quieren apoyar el proyecto y, en parte, esta nueva forma de colaborar surge de sus propias ganas de formar parte de la iniciativa. Por ello, en línea con el HeForShe de Naciones Unidas, decidimos lanzar una campaña en la cual los hombres cuenten quién ha sido la figura femenina inspiradora en su vida.

Inspiring Girls trabaja con personas voluntarias que a través de su historia le muestran a las niñas todo lo que es posible alcanzar en la vida, mostrando también los errores, las caídas y las decisiones que llevan a las mujeres exitosas a estar donde están. ¿Cómo reciben las voluntarias el proyecto cuando se lo cuentas por primera vez?

Les encanta y se sienten muy comprometidas porque han experimentado ellas mismas la necesidad. Todas las mujeres han pasado por esta situación de pequeñas, por lo tanto, todas se dan cuenta de la necesidad del proyecto e incluso me dicen “ojalá hubiera tenido yo alguna voluntaria de Inspiring Girls viniendo a mi colegio cuando yo era pequeña”.

“En estos tiempos hay una fuerte cultura de
si no me sale a la primera, lo dejo

Imagino que debes escuchar auténticas joyas en boca de las niñas que participan en tus talleres. Cuéntanos alguna anécdota, alguna reflexión de las niñas que te haya impactado y te haya hecho pensar “Inspiring Girls es necesario”.

Hay muchísimas. Desde una niña en Córdoba que se quedó mirando a una piloto de helicóptero y dijo: “yo no sabía que las mujeres podían ser piloto de helicóptero”. Otra vez estuvimos con una guardia civil que iba a caballo y una de las niñas dijo: “a mí me gustaría muchísimo ser esto, pero yo no voy a poder”. Eso es algo con lo que nos encontramos constantemente, el “yo no voy a poder” es esa autolimitación de la que hablábamos antes y claro, la guardia civil le decía “mira, yo no era la primera de mi clase, ni sacaba sobresalientes, pero me preparé y me esforcé para conseguir lo que quería. Me lo propuse y lo hice”. Al final, las niñas no solo se llevan el mensaje del gran abanico de posibilidades de profesiones que tienen sino también un mensaje de esfuerzo, de persistencia, de conseguirlo con tu trabajo que en estos tiempos en los cuales hay tanta cultura de “si no me sale a la primera lo dejo”, son mensajes muy valiosos.

Al final Inspiring Girls está creando una comunidad de voluntarias muy potente llena de historias inspiradoras. ¿Has pensado hacer llegar estas historias de otra manera diferente? Se me ocurre un libro quizá.

Estamos en ello precisamente. Ahora sale un primer libro más enfocado a enseñanzas que yo misma he ido obteniendo a lo largo de mi carrera profesional y, en paralelo, estamos preparando otro recogiendo anécdotas, testimonios de niñas y mujeres que han participado en nuestros eventos.

¿Cuáles son los futuros retos de Inspiring Girls y los tuyos propios?

Nuestro reto es seguir ampliando la cobertura del proyecto. Tenemos presencia en todas las provincias de España pero en algunas con muy poquitas voluntarias o colegios. Queremos que esta iniciativa llegue a todos los colegios del pueblo más remoto. Estamos haciéndolo posible a través de un vídeo hub en el cual las niñas de cualquier lugar con conexión a internet pueden ver vídeos de mujeres, pero queremos hacerlo en persona porque no cabe duda de que el impacto es mucho mayor. También tenemos presencia en otros países de Latinoamérica y Europa, pero mi principal objetivo es expandir el proyecto y que llegue a todos los rincones de España.

Y míos propios, es ver el libro publicado cuanto antes, tener la ocasión de que estas enseñanzas que he ido aprendiendo a lo largo de mi carrera les sirvan a otras mujeres. Además, me gustaría seguir creando nuevos proyectos, nuevas formas originales de expandir el mensaje y llegar a más niñas cada día.

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