Flexibilidad, I+D+I… éstas, entre otras, han sido las herramientas para lograr que estemos inmersos en una fase de fuerte y sostenida recuperación. Pero hoy quiero apelar a un concepto más universal: la humanidad. Últimamente, no pocas conversaciones giran en torno a la tormenta perfecta que se vaticinó en el Foro de Davos: la progresiva sustitución del trabajo humano por robots.
No comparto esta visión apocalíptica: en un escenario cada vez más complejo, las empresas necesitan personas capaces de relacionarse y adaptarse al cambio. De este modo, la tecnología será un recurso imprescindible, pero jamás podrá reemplazarnos.
De hecho, la era digital no sólo no dinamitará nuestro mercado, sino que creará 1 millón y medio de empleos en los próximos años, por lo que es fundamental anticiparnos mediante la formación y reciclaje de jóvenes y trabajadores en activo.
La crisis demostró que una empresa no puede ser sostenible si no es responsable, y la responsabilidad es intrínsecamente humana, no delegable en ninguna máquina. Los robots no podrán con nosotros, sin embargo, si no invertimos en las personas y en su formación, no existe futuro posible para ninguna compañía.
Feliz Día del Trabajador.
Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco