Sin accesibilidad en el transporte no habrá inclusión laboral

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Poder desplazarte desde tu casa hasta tu puesto de trabajo  es un factor decisivo para lograr la plena inclusión de todas las personas con discapacidad, pues no siempre es posible el teletrabajo (por ejemplo en empleos cara al público) o aun siéndolo, no todas las empresas te dan la opción de trabajar desde casa.

En este artículo voy a hacer un repaso de las opciones que tenemos las personas con movilidad reducida para llegar a nuestro puesto de trabajo . Si bien en pleno siglo XXI es una cuestión que no debería acarrear demasiados problemas, la realidad es que muchas veces el viaje al trabajo se convierte en un calvario o en un compendio de anécdotas surrealistas que, cuanto menos, pueden hacerte llegar tarde.

Sin desestimar los grandes avances que se han producido, a día de hoy en España no todos los transportes públicos están adaptados para personas con movilidad reducida. Y en el caso de los que sí cuentan con adaptaciones, muchas veces nos encontramos con rampas que no funcionan o ascensores fuera de servicio. Y entonces dependemos de la ayuda de buenos samaritanos o, incluso, tenemos que dar marcha atrás y volver a casa.  ¿Cómo vamos a normalizar nuestra presencia en las empresas si una cuestión tan básica como llegar a nuestro puesto de trabajo puede convertirse en una odisea? Y luego, si llegamos, la accesibilidad de las empresas también daría para hablar mucho. Difícil que puedan contratarnos en organizaciones o establecimientos a los que ni siquiera podemos acceder. Pero esto daría para otro artículo…

En mi caso, vivo en la Comunidad de Madrid. Aquí, en la capital, todos los autobuses tienen la opción de rampa, ya sea mecánica o manual, y dentro el espacio es suficiente para ser ocupado por una o incluso hasta dos sillas de ruedas. El problema surge cuando la rampa es mecánica y no funciona o cuando el bus va +70% ocupado.  Por suerte, y por lo general, la gente suele colaborar bastante en hacerte un hueco o ayudarte a pagar al conductor.. En más de una ocasión, pasajeros del autobús han tenido que ayudarme a bajar de un autobús averiado, y aunque puede resultar un fastidio, prefiero tomármelo como una anécdota divertida y que dice mucho de la talla moral de muchos de los ciudadanos.

El metro es otra historia:  no todas las estaciones de metro disponen de ascensor para llegar a las vías y a veces puedes verte obligado a dar la vuelta entera a una línea -tardando el doble, o el triple- para poder encontrar un ascensor. Por suerte, está previsto, en el Plan de Accesibilidad  e Inclusión de la Comunidad de Madrid que esto cambie para 2020. Esperamos que así sea.

No está demás comentar la reducción en el bono transporte que aplica el gobierno para personas con discapacidad mayor al 65%.  La Tarjeta Azul de transportes para autobuses (EMT) y metro me cuesta 6,90 € en vez de 54,60€.

Otra alternativa es la del coche adaptado: sacarte el carnet de conducir y comprarte un vehículo adaptado es una opción al alcance de pocos bolsillos. En España hay varias autoescuelas adaptadas para que personas con discapacidad puedan sacarse el carnet, pero primero has de pasar un tribunal médico que estudie tu caso individualmente. Solo una autoescuela situada en Bilbao está homologada para que personas con discapacidad severa, como una tetraplejia, puedan manejar un automóvil con el mismo sistema con el que conducen una silla eléctrica, es decir mediante un joystick.

Comprar un coche que se pueda adaptar, que sea amplio para que puedas entrar con tu propia silla de ruedas, adaptarlo y sacarte el carnet ronda, en total, los 75.000-90.000 €…¡casi nada!

Algunos años ha habido ayudas del gobierno para cubrir parte de estos gastos, pero, por ejemplo, para 2018 no salió ningún tipo de ayuda.

Otro apoyo muy de agradecer es la tarjeta de estacionamiento para personas con movilidad reducida, con la que no has de pagar en ninguna Zona  y los muchos aparcamientos para personas con discapacidad disponibles en toda España.

Por último, caros pero salvadores, están los taxis adaptados conocidos como Eurotaxis. Su tarifa es la misma que la de un taxi normal, pero suelen cobrarte la máxima tarifa de subida de bandera si te van a buscar a casa. Para pedirlo tienes que especificar que sea eurotaxi y ya está. Cabify, por ejemplo, ha incorporado una flota de vehículos adaptados que puedes solicitar a través de su app.

En fin, soluciones que se agradecen pero que no son suficientes.  Aprovecho para recordar mi llamamiento a la Accesibilidad Universal.

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