8 de marzo, Día Internacional de la Mujer
A todas aquellas mujeres que os enfrentáis cada día a la desigualdad y exclusión social, y que han decidido confiar en nosotros.
Con estas breves palabras no quiero mostrarme conformista y hablar de lo mucho que hemos avanzado; como hombre, sólo puedo trasladar mi compromiso y mi apoyo a todas las mujeres que lucháis para superar una doble discriminación que es injusta, y que representa uno de los mayores retos sociales y empresariales de nuestro tiempo.
Los hombres no podemos ser protagonistas en la defensa de los derechos de la mujer, no podemos pretender dirigir esta Empresa, pero tampoco podemos mantenernos al margen en un bando contrario, ni ser indiferentes. Debemos entender cuál es nuestra responsabilidad en la desigualdad, la discriminación y la exclusión y, valga la redundancia, asumir el reto siendo corresponsables de la misión que estáis liderando millones de mujeres en todo el mundo. La igualdad es buena para todos, es buena para nuestra sociedad, y debemos remar todos en la misma dirección.
Desde el año 1999 trabajo en la Fundación Adecco para defender los derechos de las personas en riesgo de exclusión social y, en concreto, de aquellas que os enfrentáis a la doble discriminación: por ser mujer y por presentar condiciones personales o sociales estigmatizadas. He conocido en mi trayectoria en la Fundación realidades complejas, mujeres rotas por la violencia, con muchas máscaras e incluso con vergüenza, mujeres que asumían el rol de «discapacitada», infravaloradas, incapaces de ver todo su talento, mujeres obligadas a elegir entre ser madre o trabajadora, excluidas y apartadas.
Sólo quiero deciros que cada una de vosotras sois importantes aquí y ahora. Juntos somos más.
Gracias por acompañarnos y por confiar en la misión de la Fundación Adecco.