Las mujeres mayores de 45 años, claves en la recuperación económica

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Por Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco

La incorporación de la mujer al mercado laboral no sólo ha sido -y es- una merecida conquista social, sino una de las principales garantías para la sostenibilidad de nuestra economía. Su aterrizaje en el mercado laboral, desde mediados de los 70 (antes era una población prácticamente inactiva), ha ido compensando el insuficiente relevo generacional en el mercado laboral, consecuencia de una baja natalidad y un elevado envejecimiento que caracteriza a nuestra economía.

En efecto, en los albores del siglo XXI España dejó de ser joven para convertirse en una sociedad envejecida. Hasta 1999, nuestra sociedad registraba más personas jóvenes que mayores. Pero entonces cuando nuestro país experimentó un cambio de tendencia sin precedentes: la tercera edad ganaba peso en detrimento de los nuevos nacimientos. Cinco lustros después la cifra no ha dejado de crecer y en 2015 hemos alcanzado el récord histórico, con una tasa de envejecimiento del 114% o, dicho de otro modo, hay 114 mayores de 64 años por cada 100 menores de 16.
Sin desestimar la importancia de los avances médicos, sin duda encomiables, es evidente que una sociedad envejecida pone en peligro su propia sostenibilidad. Como también lo es el hecho de que las mujeres hayan sido la fuerza clave para equilibrar el descenso de las nuevas cohortes que se incorporan al mercado laboral.

Dentro de la fuerza laboral femenina merece la pena detenerse en un segmento específico: las mujeres mayores de 45 años, quienes desde que comenzara la crisis, no han dejado de dar la cara para compensar la caída de ingresos en los hogares. Desde 2007, 469.900 mujeres entre 45 y 65 años han abandonado la inactividad para buscar un empleo, mientras que 79.700 hombres de la misma edad se han retirado del mercado, muchos de ellos desalentados por la falta de oportunidades laborales en sus sectores de procedencia. La desconfianza laboral también se ha dejado sentir entre las mujeres jóvenes: sólo el año pasado 15.500 menores de 30 años abandonaron la búsqueda activa de empleo.

En definitiva, son las mujeres mayores de 45 años las que, mayoritariamente, están cogiendo las riendas de la recuperación económica. Y como muestra un botón: en el año 2014 coparon el 94% del empleo femenino que generó nuestro país. Sin duda una cifra positiva para las mujeres mayores, pero que choca con la pérdida de empleo de las más jóvenes, que son las que hoy están en edad de formar una familia.

Pero ¿por qué las mujeres senior copan la mayor parte del empleo creado? En primer lugar, por una cuestión estadística, y es que representan el mayor porcentaje de desempleadas. Pero también por un cambio de mentalidad en las empresas, que empiezan a tener más en cuenta los valores que aportan a los equipos de trabajo: búsqueda de la estabilidad, compromiso, fidelidad o madurez. Por otra parte, la contratación de mujeres mayores es la forma de contrarrestar algo que las empresas están empezando a experimentar: la marcha de algunos profesionales jóvenes que acaban de contratar, que se van en busca de mejores condiciones.

El protagonismo de las mujeres senior en el nuevo empleo tira por tierra el mito que asocia a la mujer mayor con menor productividad. Muy al contrario, pone de relieve el valor que representan como fuerza laboral para salir de la sima y recuperar la salud que caracterizaba a nuestra economía años atrás.

El reto de cara al futuro, será equilibrar el mercado, de forma que tanto mujeres jóvenes como mayores, sigan ocupando puestos de trabajo y escalando posiciones en su tasa de actividad, igualándose a la masculina, pues sólo así nuestra economía podrá sanearse y se compensará el estancamiento demográfico.

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