Miguel Gallardo (Barcelona, 1955) es ilustrador, historietista, dibujante…
Da igual el nombre. Lo hace para el New Yorker, cortometrajes animados o para su hija María, que tiene autismo. En su libro ‘María y yo’, utiliza el lápiz como herramienta de sensibilización y cuenta la relación que tiene con su hija. Su visión inunda esta publicación de conocimientos acerca del autismo y sobre cómo relacionarse con la discapacidad, abriendo la mente de las personas que no están habituadas a ello. Su primer éxito fue un personaje que probablemente también tenía discapacidad. Se llamaba Makoki y vivía en la Barcelona de los 80. Uno de los referentes de cómic underground español. Historias que nada tienen que ver con las que cuenta hoy. En medio, su hija María. Que cambió su vida, transformo su forma de ser, de pensar y de dibujar.
Tienes un don para plasmar los sentimientos. ¿Un ilustrador también es un psicólogo?
No estaría mal decirlo así. Los ilustradores somos comunicadores y yo particularmente he hecho mucha “mili” en los periódicos. Son la mejor escuela porque te exigen transmitir un mensaje o una idea en una pequeña imagen. Con la práctica, vas puliendo mucho esta capacidad.
¿Cómo ha ido evolucionando tu faceta de artista hasta que surgió “María y yo”?
Empecé dibujando historietas en diferentes formatos hasta que nació mi hija María, que cambió muchas cosas en mi forma de ser y de pensar. En el arte encontré una nueva forma de comunicarme con ella. El libro de “María y yo” lo hice en 2 meses, porque está sacado de un cuaderno de viaje. Pero realmente, tardé en hacerlo los 13 años que tenía entonces María. En todos estos años me formé como padre y aprendí a entender el autismo, lo que me dio la capacidad de llevar a cabo el proyecto del libro.
«María y yo no trata de autismo, sino de la relación de un padre con su hija que tratan de comunicarse, divertirse y romper barreras»
Has conseguido que un tema muy especializado como es el autismo, llegue a ser leído por un público variado y universal. ¿Cuál es el secreto?
En primer lugar, a través de un formato sencillo y visual, que entremezcla ilustraciones, textos e historietas. Gracias a ello, ha podido llegar a personas fuera del “gueto” del cómic. En segundo lugar, porque se trata de una buena historia. Siempre digo que María y yo no trata de autismo, sino de la relación de un padre con su hija, que tratan de comunicarse, divertirse y de romper barreras.
¿Qué crítica te ha hecho o cómo evalúa tu hija María la novela y el documental del que es protagonista?
Para María, el libro es una libreta más de su padre y en un momento dado, si algo le llama la atención, puede arrancar una página como si tal cosa. Esto está muy bien porque María te coloca el ego en tu sitio. En cuanto al documental, lo primero que llamó la atención al realizador es que María no era consciente de las cámaras, es pura naturalidad. Ambos trabajos le han dado bastante popularidad a María, pero ella sigue igual. Sin duda, lo más llamativo es cómo ha cambiado la actitud de la gente hacia ella. Los que antes la miraban de lejos y comentaban, ahora se acercan a saludarla y a felicitarla. Esto llena de satisfacción porque te das cuenta de que tu trabajo realiza una labor de educación social.
«María es como un maestro zen, debes esperar a que te responda, pero cuando lo hace, te da grandes lecciones»
¿Cuál es la lección más importante que has aprendido de ella?
Un sinnúmero. En primer lugar, yo antes era muy tímido e introvertido y María me ha sacado al mundo. En segundo lugar, la paciencia. El tiempo para María es diferente y he aprendido a entenderlo. Es como un maestro zen, debes esperar para que te responda, pero cuando lo hace, te da grandes lecciones.
¿Qué mensaje podrías trasladar a los padres que tienen un hijo con autismo?
Les diría es que hablen con padres que hayan pasado por lo mismo, solo así se sentirán acompañados y podrán entender mejor todas las fases y etapas que van a atravesar. Llegarán a un punto de aceptación en el que disfrutarán al máximo de su hijo.
¿Qué significa para ti la familia?
Para mí, la familia no solo se reduce a lazos sanguíneos, prefiero hablar de redes de apoyos. Redes que engloben a amigos, profesores, vecinos, entorno y a todas las buenas personas que conocemos y en las que nos apoyamos. Para mí y para María, estas redes de apoyo son fundamentales.
El viaje de María tuvo un importantísimo éxito.
¿Tienes previsto hacer algún proyecto similar de cara al futuro? ¿En qué planes estás trabajando?
Tengo muchos proyectos en mente, entre ellos escribir un nuevo libro sobre María al que espero dar forma este año, ahora que mi hija se ha hecho algo más mayor.