El Observatorio de la Vulnerabilidad de la Fundación Adecco ha presentado el duodécimo informe Violencia de género y Empleo, un trabajo en el que vuelve a evidenciarse la importancia del empleo para lograr la recuperación integral de las mujeres víctimas, al proporcionar independencia económica, autoestima y una mayor red de contactos. Así se pone de manifiesto en el informe: el 80,5% de las mujeres víctimas en desempleo identifica la falta de trabajo como una barrera para pedir ayuda y denunciar.
Carmen Giménez, atleta paralímpica y embajadora de la Fundación Adecco, que en 2010 sufrió una lesión medular como consecuencia de la violencia de género, comparte su visión al respecto.
«El empleo es una condición indispensable para la salida de la relación violenta»
¿Cómo de paralizante puede ser el miedo a denunciar cuando se depende económicamente de la persona agresora?
La violencia económica (VE) es una de las menos estudiadas dentro del ámbito de la Violencia de género. Pero puede llegar a ser, sin duda, tremendamente paralizante e incapacitante. Esta violencia puede referirse al control económico que puede ejercer el agresor sobre la mujer, el sabotaje laboral o la explotación económica.
La VE es la tercera manifestación más frecuente de la VG solo por detrás de la violencia emocional y psicológica de control.
Y todo esto tiene consecuencias directas sobre la empleabilidad de las mujeres que han sufrido VE, ya que el empleo es una condición indispensable para el empoderamiento de las mujeres, para la salida de la relación violenta y para y para hacer frente a las consecuencias de la VE tras la separación.
¿Crees que el empleo y el hecho de tener unos ingresos estables se convierten en un escudo protector para las mujeres víctimas? Como decimos en la Fundación Adecco: «Si hay empleo, hay salida…»
Sin lugar a dudas, a la vista de todos los datos aportados en la respuesta anterior, es evidente que tener un empleo es, en efecto, un escudo protector para las mujeres. En primer lugar porque las empodera y las da valor en un entorno en donde su agresor se encarga de hacerla insignificante y no valiosa. En segundo lugar porque les da recursos económicos para poder romper la relación y afrontar esa nueva vida independiente tras la separación de su agresor.
«En la violencia de género, ya es hora de que la vergüenza cambie de bando»
¿Por qué siguen imperando esos estereotipos que, en ocasiones, asocian a las mujeres víctimas con mujeres inseguras o conflictivas? ¿Qué mensaje podría trasladarse a las empresas y a la sociedad para que cambien la mirada?
Estereotipar a las víctimas además de ser un error, solo contribuye a revictimizarlas. La VG no responde a perfiles de mujeres , la única característica que comparten todas las víctimas de violencia de género es ser mujeres , el resto carece de relevancia. Ya es hora de que la vergüenza cambie de bando , de que no nos produzca vergüenza haber sufrido violencia de género, sino que la mirada cambie hacia el agresor, y la vergüenza también. Y cuando se dé ese paso , veremos a las mujeres que han sufrido violencia como supervivientes, no como víctimas. Así que son mujeres valientes, que cada una con sus características, han sido capaces de sobrevivir al terror y eso es algo digno de reconocer y admirar, no algo de lo que avergonzarse.
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