04 Abr Busca tu propósito y metas: el Ikigai
La idea de encontrar un empleo cualificado ronda en nuestra cabeza desde que decidimos estudiar una carrera universitaria o un grado de formación profesional. Queremos trabajar “de lo nuestro”, realizando aquello que más nos gusta y con un contrato acorde a nuestra formación.
Para alcanzar esta meta no podemos olvidar una máxima: “El que sube una escalera debe empezar por el primer peldaño”. Situados en este primer escalón, debemos formularnos la pregunta ¿qué buscamos en nuestra primera oferta de empleo?: ¿salario alto?, ¿un horario ideal?, ¿hacer nuevos amigos? Estos aspectos pueden influir en nuestra decisión, pero no han de ser, ni mucho menos, los que más pesen a la hora de definir la búsqueda de un primer empleo.
Nuestro consejo es que pienses en el largo plazo y focalices la atención en elementos intangibles: posibilidad de aprender, hacer nuevos contactos, demostrar capacidades a la empresa y que nos acabe promocionando o, sencillamente, sumar una experiencia muy valiosa al currículum que nos abra las puertas de futuras ofertas de trabajo. Recuerda que después de una primera oportunidad es más fácil que llegue una segunda. ¿Cuántos casos hay de estudiantes que empezaron trabajando gratis y que ahora son personalidades dentro de su sector? Bill Gates, Steve Jobs, Steven Spielberg, Ferrán Adriá… todos empezaron con una beca: tenían claro qué les gustaba, cuál era su objetivo y lo construyeron desde los cimientos.
En esta primera etapa, es importante elaborar un listado de empresas “diana” o referentes en nuestro sector e informarnos acerca de si ofrecen becas o contratos en prácticas (el formato más habitual cuando optamos a un primer empleo). Si logramos que una empresa reconocida nos dé una oportunidad, tendremos la posibilidad de darnos a conocer y acabar formando parte de su plantilla o, en cualquier caso, dejar una huella de prestigio en nuestro currículum.
En otras palabras: nuestra primera experiencia laboral no ha de servir para obtener ingresos, sino para situarnos en la senda que nos lleve al objetivo deseado. Para definir este objetivo, es muy importante que hagamos un ejercicio de autoconocimiento y nos preguntemos dónde queremos vernos en el futuro: así podremos trazar el camino para llegar a nuestra meta.
Busca tu propósito: el Ikigai
Nos gustaría hablaros de un concepto bastante interesante a la hora de definir vuestra meta o propósito: el Ikigai. Es un término japonés que significa «la razón de vivir» o «la razón de ser». Aunque es un método más desarrollado, simplificaremos un poco invitándote a que reflexiones en torno a 4 sencillas preguntas que te ayudarán a definir tu propósito en la vida, tu Ikigai:
• ¿Qué es lo que te apasiona hacer?
• ¿Qué sabes hacer bien?
• ¿Qué crees que la sociedad necesita de ti?
• ¿Por qué deberías recibir un salario?
Haciéndote estas 4 preguntas podrás identificar las habilidades, conocimiento y actividades laborales que te apasionan, en las que eres bueno, por las que te pagarían y que son nece sarias para la sociedad. De esta manera podrás definir tu propósito máximo (Ikigai), la meta o misión que te propones en esta nueva etapa y los objetivos que te ayudarán a conseguirlo.