9.328.216 personas en edad laboral se encuentran en riesgo de pobreza y exclusión social

  • Esta cifra equivale al 30,8% de la población entre 16 y 64 años, siendo superior a la media general, del 27,9%.
  • Según Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco: “el desempleo, la precariedad y la inactividad se convierten en los factores indiscutibles que subyacen detrás de todas las situaciones de pobreza y exclusión”.
  • Además, subraya que “a pesar de la mejora de las cifras del paro, la pobreza y la exclusión siguen sin recuperarse de manera tangible, habiéndose reducido en los 2 últimos años, pero de forma más pausada y menos evidente. No en vano, la población más vulnerable fue la primera en sufrir las consecuencias de la crisis y la última en beneficiarse de los efectos de la recuperación económica”.
  • Los resultados de la presente encuesta desprenden que el empleo reduce a más de la mitad las dificultades para llegar a fin de mes de las familias; si antes de encontrar trabajo, un 64% manifestaba grandes obstáculos para terminar la mensualidad, el porcentaje se reduce al 25% una vez lo encuentran.
  • Además, el empleo tiene un impacto directo en la salud emocional, incrementando las relaciones familiares, sociales y de ocio de las personas.

Por segundo año consecutivo, la Fundación Adecco presenta el informe “Un empleo contra la exclusión” que, en esta ocasión ha analizado e interpretado los datos del informe AROPE (at risk of poverty and/or exclusión, de EAPN), en su relación con cifras oficiales de la EPA y una encuesta elaborada a 200 personas desempleadas y en riesgo de exclusión, que han encontrado recientemente una ocupación.

Remarcable caída desempleo VS pausada reducción pobreza

Los últimos datos de desempleo de 2017 dibujan una tendencia positiva en el mercado laboral: por primera vez desde 2008, el número de desempleados desciende de la cota psicológica de 4 millones y la tasa de paro se sitúa en 16,5%, lejos del 25,7% registrado en 2013, año álgido de la crisis.

 

Sin embargo, según  Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco: “a pesar de estas cifras, la pobreza y la exclusión siguen sin recuperarse de manera tangible, habiéndose reducido en los 2 últimos años, pero de forma más pausada y menos evidente. No en vano, la población más vulnerable fue la primera en sufrir las consecuencias de la crisis y la última en beneficiarse de los efectos de la recuperación económica”.

Además, Mesonero recalca que: “la riqueza sigue midiéndose en variables macroeconómicas como el PIB, pero no en términos de bienestar social, lo que provoca que la situación de las personas en riesgo de pobreza y exclusión permanezca oculta e invisibilizada”.

Así, el 27,9% de la población se encuentra en riesgo de pobreza y exclusión social según el índice AROPE, una cifra aún elevada, a pesar de la caída de 0,7 puntos porcentuales con respecto al año anterior.

Pero, ¿qué personas se consideran en riesgo de pobreza y exclusión, según AROPE? Aquéllas que cumplen, al menos, uno de los siguientes criterios:

  • Vivir en un hogar con una renta inferior al umbral de la pobreza (el 60% de la mediana de la renta nacional, fijada en 2016 en 684 euros mensuales).
  • Estar en privación material severa, no pudiendo afrontar, al menos, 4 de los siguientes gastos: vivienda, calefacción, vacaciones, alimentación básica, gastos imprevistos, teléfono, televisor en color, lavadora o automóvil.
  • Vivir en un hogar con baja intensidad de trabajo (inferior a 0,2), definida como la relación entre el número de meses trabajados por todos los miembros de la unidad familiar y el número total de meses que podrían trabajar, como máximo, todas las personas en edad laboral de dicho hogar.

Según Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco: “aunque el desempleo sólo se menciona en el último de los 3 indicadores, es el desencadenante de todas las situaciones de pobreza y exclusión social.  El paro de larga duración y la situación de irregularidad en el trabajo son los principales responsables de que las familias tengan que subsistir con ingresos inferiores a 684 euros mensuales (umbral pobreza) o que no puedan afrontar gastos básicos como la vivienda o la calefacción (privación material severa).

El desempleo, principal desencadenante de pobreza y exclusión

Pero, ¿cuántas personas consideradas en riesgo de pobreza y exclusión tienen edad laboral? Cruzando los datos de AROPE con los de población proporcionados por el INE, un 30,8% de las personas entre 16 y 64 años, es decir, 9.328.216, se encontraría en esta situación. Este porcentaje es superior a la media (27,9%).

POBLACIÓN EN RIESGO DE POBREZA Y EXCLUSIÓN, POR EDAD

% Personas riesgo exclusión
GRUPO EDAD POBLACIÓN TOTAL POBLACIÓN RIESGO EXCLUSIÓN
Menores de 16 años 7459367 2.364.619 31,70%
16 a 29 años 6.550.401 2.462.252 37,60%
30 a 44 años 10.640.329 2.883.529 27,10%
45 a 64 años 13.057.163 3.982.435 30,50%
65 años y más 8.822.620 1.270.457 14,40%
TOTAL 46.529.880 12.963.293 27,90%
TOTAL EDAD LABORAL 30.247.893 9.328.216 30,80%

Fuente: Índice AROPE e INE

Según Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco: “no parece aventurado señalar que, entre estas personas en edad laboral, nos encontramos con una elevada proporción de desempleados, así como profesionales que se encuentran en situación de irregularidad e inactivos con capacidad para trabajar, pero que no lo hacen por razones culturales: personas con discapacidad, mayores de 45 años que perdieron su empleo y se han retirado del mercado, ante la falta de expectativas profesionales, etc.  La ausencia de empleo y la precariedad, se convierten, por tanto, en los indiscutibles factores que subyacen detrás de todas las situaciones de pobreza y exclusión”.

Llama asimismo la atención el elevado porcentaje de población entre 16 y 29 años y entre 45 y 64 años que se encuentra en situación AROPE: un 37,6% y un 30,5%, respectivamente, frente al 27,1% de las personas entre 30 y 44 añosA este respecto, Mesonero declara que: “los jóvenes y los mayores de 45 años son los que presentan mayores dificultades en su acceso al mercado laboral y ello tiene una consecuencia directa: una mayor tendencia al riesgo de pobreza y exclusión social”.

El empleo, factor de inclusión social y salud

Una encuesta realizada a 200 personas en desempleo y riesgo de exclusión (por atravesar grandes dificultades económicas), y que recientemente han encontrado una ocupación, revela que el empleo es un factor determinante para superar estas situaciones.

Así, si el 64% de los encuestados manifestaba grandes dificultades para llegar a fin de mes cuando no tenía trabajo, sólo el 25% lo hace una vez encuentra una ocupación.

Y si bien una cuarta parte sigue expresando dificultades económicas cuando encuentra empleo, según Mesonero: “encontrar un trabajo, aunque sea a jornada parcial y con bajos ingresos es, para una persona en riesgo de exclusión, el primer paso para salir de una situación de bloqueo que le impide avanzar y tomar decisiones. El empleo ayuda a las personas a empoderarse, a continuar formándose y a adquirir nuevas habilidades. En definitiva, es el punto de partida para recuperar la ilusión y la motivación necesarias para buscar otras oportunidades en el medio plazo, mejorando las condiciones actuales”.

En esta línea, y según la presente encuesta, el empleo tiene otros efectos en la vida de las personas en riesgo de exclusión: un 60% admite que puede hacer frente a gastos que antes no podía permitirse y que ha incrementado su consumo en actividades de ocio y entretenimiento.

Sin embargo, el empleo no sólo impacta en el bolsillo, también en otras esferas vitales: un 52% destaca cómo éste ha mejorado sus relaciones familiares y un 75% declara haber incrementado sus relaciones sociales. Asimismo, un 85% destaca que el empleo le hace sentirse más libre y completo y un 90% lo asocia con la mejora de su autoestima y salud emocional.

Según Francisco Mesonero: “el desempleo, especialmente cuando es de larga duración, puede derivar en el autoestigma, haciendo que las personas se retraigan en sus relaciones familiares y sociales y entren en una espiral de aislamiento, cada vez más profunda. Desde nuestras oficinas, asistimos diariamente a casos de personas que se encontraban muy abatidas y en grave riesgo de exclusión, pero que han logrado superarla gracias al empleo”.

 Descargar NDP Informe Un empleo contra la exclusión

 



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